27 mar 2012

Mi gran familia

Viejos papeles aseguran, en algún sótano de Montevideo, que tengo una sola hermana, una sola mamá, y un solo papá. Quiero contarles hoy, en esta pantalla brillante que tienen en frente, que un papel nunca estuvo tan equivocado.

Mi padre que allí se indica no es tal, al contrario de mi hermana que en estos momentos está en Hong Kong, persiguiendo una promesa, y que hoy me saludaba acá mismo, en esta pantalla, junto a mi madre y mi abuela, que estando en Las Piedras, se unían en el abrazo más cálido que los unos y ceros habrán entregado jamás.

También tengo un par de hermanas más: algunas en Montevideo y otra que mañana estará viajando hacia Rancagua, donde me encuentro ahora, viviendo junto a mis otros dos padres, con quienes no comparto sangre.

También está mi hermano, que por primera vez en esta travesía se separa de mí por unos días con la promesa de volvernos a ver. Y por supuesto, tengo otro hermano más en Durazno, que todos los días me lee y religiosamente me deja un par de mensajes con un montón de paréntesis y signos de dos puntos. Y por supuesto que hay otros dos, que sin saberlo acompañan a mi vieja en Las Piedras.

Pero como toda historia familiar bien entreverada, están aquellos de los que mi madre y mi padre nunca me contaron: aquellos que viven en Córdoba, en Luque, en San Francisco, en Santa Fé, en Paraná, en Luján de Cuyo, en Nueva Helvecia, en San Pedro, en Santiago de Chile, y en otros tantos lugares más.

Y quiero contarles algo que quizá les sorprenda, y es que somos muy unidos. Quizá no nos veamos en todos los cumpleaños y los velorios, pero mejor que nadie saben quién soy, muchas veces incluso más que yo, y de uno en uno, tal como si formaran una cadena, me acompañan a viajar, a soñar y a pensar. Siempre me abrigan cuando tengo frío y me invitan a refrescarme cuando hace calor. Siempre me responden con una sonrisa y me brindan una charla acompañada de un café, un mate, o una cerveza. Organizan asados, juntada con amigos, y hasta fiestas con tal de integrarme en sus círculos. Y por las noches, cuando todo está en silencio, me muestran sus fotografías, sus cuentos, o me invitan a contemplar las estrellas en las montañas.

Esa es mi familia, una grande y hermosa, una a la que temo no poder alojar toda en mi casa al mismo tiempo, pero una a la que le conté que forman parte de esta gran familia, de la que yo también no soy más que un eslabón.

Cicatrices

- Me desperté tarde en la noche, pensé que ya pasaba, pero cada vez era más fuerte... así que bajé y agarré cuanto pude para que no se cayera, y me puse abajo del marco de la puerta del frente

- Yo estaba sola en la casa, todo tembló y no supe bien qué hacer. Llamé a mi hermano y salimos para afuera mientras veíamos los transformadores explotar, eran como fuegos artificiales

- Me acababan de operar y tuve mucho miedo. El edificio temblaba de lado a lado...

- Como me demoré en salir afuera porque estaba mirando algunas cosas dentro de la casa, mi hija entró corriendo por el pasillo y nos dimos de frente. Los dos caímos de culo sobre el piso que todavía temblaba

- Mi suegra gritaba y gritaba... así que miré el Diazepán, la miré a ella, y le mandé uno entero

- Fue espantoso, yo estaba parada en mi cuarto y sentía que el edificio iba de lado a lado, y yo rebotaba entre paredes como pelotita de ping pong

En unos pocos días pudimos escuchar las historias más diversas sobre aquel sismo que sacudió a Chile en el 2010, una fecha muy recordada en la que casi todos tienen una experiencia que compartir. Aquel terremoto de 8,4 grados movilizó todo un país: sus tierras, sus aguas, sus bosques y sus ríos, pero sobre todo, movilizó a su gente...y tan fuerte fue, que de hecho, movilizó a muchas personas más, personas que a un grito de ayuda desesperado se presentaron en las fronteras de un país que se encontraba de luto para decirles, con la voz más dulce que se haya pronunciado jamás, que allí estaban, dispuestos a ayudar luego de la catástrofe. Y es eso algo que también la gente recuerda... de forma tan viva que, al día de hoy, aún se les humedecen los ojos con tan sólo contarlo.

Vivir una experiencia como aquella marcó toda una generación, una que, salvando las grandes distancias, pudimos vivir en tan solo dos días.

Todo comenzó una noche a las 04:20, cuando todos dormíamos. Al principio sentía una de mis piernas temblar, y no pude entender bien qué sucedía. Abro los ojos, y todavía sumergido en la oscuridad escucho la puerta golpearse fuertemente contra el marco. Era claro: estaba en un temblor. Inmediatamente cesó, pese a que aún se escuchaba a la puerta que a golpes lo despedía.

Al día siguiente, cuando el comentario estaba aún en la boca de todo el mundo, a las 19:30 nos encontrábamos caminando cerca de Talca, cuando siento el piso temblar. Al principio y dada nuestra proximidad con la autopista, pensé que se trataba de un camión que con una carga muy pesada se desplazaba a alta velocidad; sin embargo, al ir aumentando mi inestabilidad, miro a mi anfitrión, que sin dudarlo me dice: "¡Terremoto! ¡Afuera!" y nos hace salir corriendo desde la garita donde estábamos.

Una vez en un lugar seguro, observo el asfalto temblar como si de una goma se tratase, a los postes de luz oscilar como si fueran un péndulo, y a los autos bailar imitando un samba. Apenas podía mantenerme en pie ante aquella escena de autos deteniéndose y gente que se agachaba cuando a lo lejos y bien bajito un sonido grave me anunciaba que aquel no era un suave temblor y que mi anfitrión, en su exclamación, había tenido razón.

Una vez finalizado, nos subimos al auto y encendemos la radio. Los noticieros ya hablaban de un terremoto de entre 6,2 y 7,4 grados mientras que con más cuidado que nunca, todos conducían por la autopista.

Mientras tanto, aún atónito por lo que acababa de vivir, miraba por la ventana el increíble atardecer, con el sol ocultándose tras la Cordillera de la Costa y que suavemente pintaba de rojos y rosados la Cordillera de los Andes. Ante aquel tan magnífico paisaje y con la adrenalina del momento que me había tocado vivir, sólo podía pensar en las enormes cantidades de energía que la naturaleza literalmente imprimía para dibujar en aquel lienzo azul aquellas majestuosas montañas. Aún habiendo sido testigo de lo que podrían haber sido las heridas de hoy, las cicatrices de ayer se veían hermosas...

- El hotel se declaró en quiebra, luego de que la vertiente de aguas termales cambió de rumbo... y no la encontraron por mucho tiempo, hasta ahora, que la naturaleza logró encausarla y pudieron reabrirlo

Journey

Recorrer muchas carreteras
volver a casa
y verlo todo como si fuera la primera vez -T. S. Eliot

Cuando salimos en este viaje todo el mundo esperó que... bueno... viajemos. Pero este viaje tiene mucho más que eso, pretende ser una experiencia en sí, pretende no ser un mero traslado, sino un trayecto.  Los ingleses ya entendían estos conceptos, y les llamaron trip y journey para diferenciarlos. 

Y es en esa misma confusión en la que muchos caemos. Por momentos se trata de pedalear, pedalear y pedalear olvidándonos a veces lo importante que es contemplar. Ese ejercicio de traslado en pocas noches y estadía otras tantas es el mecanismo que hasta ahora ha caracterizado esta travesía. Es aquel mediante el cual nos hemos visto recompensados con gente maravillosa que en poco tiempo te invita a pasar a su vida formando parte de ella... Pero también comienza a suceder algo curioso: se convierte en una rutina.

No es que una rutina sea mala o buena por sí sola, pero es justamente algo que no se espera que tenga este viaje, y en lo que sin embargo caemos sin darnos cuenta.

Todo esto surgió a mí tras varios días de estar en Santiago de Chile y Rancagua. Aquí nos hemos reencontrado con varios amigos que casi son familiares y cuyas historias merecen una publicación a parte; y por esto mismo es que nos hemos visto obligados a detenernos, a dejar las bicis por unos cuantos días, y a encontrarnos a nosotros en una de las formas más transparentes que existe: a través de la mirada de quien nos conoce.

Que sucediera esto fue algo que llamó poderosamente mi atención. Pensé que justamente moviéndose todo el tiempo es que uno crece, pensé que el ir de acá para allá y conocer gente nueva a cada rato era la clave de esto, y sin embargo me doy cuenta que, una vez más, estaba equivocado. No es estar en constante movimiento lo que nos lleva a crecer, es simplemente, nuestra propia capacidad de encontrarnos en el otro.

Parece ser que, después de todo, para viajar es importante, también, detenerse.


18 mar 2012

Malas noticias

Muchas veces es más fácil amar que ser amado. Tenemos dificultades para aceptar la ayuda y el apoyo de los demás. Nuestra tentativa de parecer independientes no permite que el prójimo tenga la oportunidad de demostrar su amor. Muchas padres, en la vejez, roban a los hijos la oportunidad de dar el mismo cariño y apoyo que recibieron cuando eran niños. Muchos maridos (y mujeres), al ser alcanzados por ciertos rayos del destino se sienten avergonzados de depender del otro. Y, así, las aguas del amor no se extienden. Es preciso aceptar el gesto de amor del prójimo. Es preciso permitir que alguien nos ayude, nos apoye, nos de fuerzas para continuar. Si aceptamos este amor con pureza y humildad, comprenderemos que el Amor no es dar o recibir, es participar.


Exactamente dos meses habían pasado desde nuestro ingreso a Argentina, 3.000 km hemos recorrido desde nuestra salida de Uruguay, y por el paso más alto de la Cordillera de los Andes estuvimos, y aún así, al lado del túnel internacional y a los pies de la cordillera que recién ahora comienza a descender, puedo confesar que no he conocido una sola persona que no valiera la pena durante todo el trayecto.

Una de las preguntas frecuentemente más repetidas antes de comenzar el viaje es “¿No tenés miedo?”, y la respuesta es que, hasta el momento, sólo le tenía miedo a una cosa: cruzar la Cordillera de los Andes en bicicleta.

Creo que nos hemos acostumbrado por error al destrato: al chofer de ómnibus que no te saluda, a la chica que te lleva por delante en la calle, al viejo que te dice que porque sos joven y tenés un piercing sos un drogadicto, o al gerente que te dice que no sos apto para realizar determinada tarea… y todos ellos estarán en lo cierto siempre y cuando tú les permitas que así sea. Créanme: la gente es buena por naturaleza, si los malos son noticia es porque son los menos.

Pedir ayuda es algo totalmente subvalorado. Tememos hacerlo por quedar como boludos, ignorantes, o porque simplemente, como dije, estamos acostumbrados al destrato, al “no” fácil... pero cuando realmente nos animamos a hacerlo, podemos sorprendernos de la cantidad de gente que estará más que contenta en darnos una mano. Pedir ayuda es reconocer en uno la falta de conocimientos, de destreza o de medios para realizar algo, y a su vez reconocer en el otro la posibilidad de satisfacer nuestra necesidad… ¡es tratarlo en lugar de destratarlo! Y lo que se consigue a cambio es justamente la naturaleza desinteresada del acto.

Esto a su vez va generando una cadena: la persona ayudada adquiere la nueva destreza, habilidad o, eventualmente, medio, y cuando lo hace, comienza a sentir la necesidad de mostrarle a otro lo aprendido, de ofrecerle a otro lo adquirido, y deja de sentirse destratado para comenzar a sentirse valorado… Y cuando una persona se valora, comienza a sentirse mejor consigo mismo, lo que es la base para sentirse bien con otras personas… y al final, toda la comunidad entera adquiere un valor por el simple hecho de ser comunidad.

A todos ellos, a todos quienes hasta ahora forman parte de esta comunidad, que aportan a esta prueba que nos hemos propuesto de mostrar que las cosas pueden hacerse de forma diferente: desde la familia que nos abrió las puertas de su casa, desde la chica que viviendo sola decide alojarnos, desde el flaco aquel que nos acompaña con un mate, desde el camionero que se detiene en ruta a ofrecernos agua, desde nuestros amigos que a la distancia se hacen sentir bien cerquita cada vez que nos mandan un mail, hasta vos, que estás leyendo este blog en este momento, sepan todos ustedes que son quienes hacen posible esto… y no me refiero a nuestro viaje, sino a que el mundo sea un mejor lugar con cada gesto.

"¡Adelante!"

Como nos pasó durante todo el viaje hasta ahora, la travesía no resultaría como lo planeado, y el camino estaría plagado de símbolos; tantos, como los que representaría el último día de cruce de la cordillera.
Amanecer en los Andes
Ese día nos levantamos mucho más temprano que de costumbre, incluso antes que el sol se apareciera tras la montaña, que aún oscura en la mañana nos recordaba el frío de las alturas.

Armamos todo lo más rápido posible y así salir bien temprano, antes que el viento proveniente del pacífico comenzara a soplar con toda su furia, para detener un viaje de miles de kilómetros en aquellas montañas, frenándonos en su intento.

Es así que nos dejamos llevar por el último tramo que representaría la ruta nacional numero 7. Según nos habían dicho, sería el tramo más complicado de la travesía, pero también el más corto, en el que tan sólo 17 kilómetros nos separaban de la frontera de Chile. El último pueblo sería Las Cuevas, donde intentaríamos quedarnos una noche para al otro día comenzar nuestro descenso hacia Santiago de Chile.

Y deslizándonos entre valles y montañas, viejas vías de tren y cascadas, llegamos a los pies del límite internacional, uno imaginario que allí lograba materializarse gracias al Cerro Cristo Redentor, en cuya cima un Cristo saludaba pacientemente a ambos lados de la frontera, recordando en su mensaje que éstas no existen cuando se trata de paz y respeto.

El ombligo del mundo
Apenas llegamos, estrechamos las manos con el Danny, en un acto silencioso de reconocimiento a lo que éramos capaces de hacer. Inmediatamente, impulsados por las ansias de conocer, nos dejamos llevar…

Nuestra primera parada fue con Claudia, una chilena radicada en aquel –muy- pequeño pueblo que subsistía gracias a su producción artesanal de chocolate. A ella le pedimos permiso para dejar las cosas mientras subíamos al Cerro y muy amablemente nos invita a hacerlo bien en frente a la puerta de la casa, donde ella pudiera vigilarlas durante nuestra ausencia.

Mientras descargábamos las cosas, una familia rosarina se nos acerca y nos pregunta sobre nuestro viaje, invitándonos inmediatamente a realizar el ascenso con ellos. Luego de haber planeado subirlo en bici o caminando, nos encontrábamos cómodamente sentados en un auto observando el paisaje alejarse a nuestros costados, haciéndose cada vez más pequeño hasta llegar a ser un punto apenas visible.

Una vez en la cima, el viento aún un poco adormecido comienza a despertarse en su bostezo infernal. En las alturas el frío cala más hondo, y de a poco comienza a sentirse en los pies desnudos, al mismo tiempo en el que bien cerca, casi palpables, los restos de nieve y glaciares nos recuerdan las temperaturas a las que podíamos llegar; mientras que las montañas, las personitas, los autos chiquitos allá abajo, y una cantidad de rocas enormes desplazadas por las laderas luego de un violento terremoto, nos recuerdan nuestro tamaño real, ese pequeño e insignificante pero a la vez poderoso que somos: capaces de tener un tamaño minúsculo y aún así, sentarnos en los hombros del mundo para contemplar nuestros pies y recordar que el ombligo, después de todo, está allá abajo, visible, pero bien lejos.

Mensajes
No tuvimos que pasar demasiado tiempo para conocer otras personas: entre ellas, una pareja de mendocinos amantes de la naturaleza y aficionados al ciclismo, que en sus breves minutos nos regalaron su sonrisa, una fotografía, y mucho aliento para el trayecto que nos quedaba.

Y también estaban las dos parejas rosarinas, con quienes descubrimos que aquel no era nuestro primero encuentro, ya que ellos mismos habían sido quienes me habían visto meter la pata tan soberanamente en el Puente del Inca la tarde del día anterior, cuando me delataron… Y rápidamente los posibles rencores cedieron ante la risa de los ridículos, la gracia del destino, y la hermandad que une a quienes admiran lo intrincado del mismo.


El túnel
Antes de subir al Cristo, ya habíamos arreglado donde dormir: desde tiempos inmemoriales, cuando San Martín cruzó los Andes, fueron creados algunos refugios para los peregrinos, para el correo y los mensajeros. De aquellos quedan aún algunos vestigios, y entre bromas descubrimos con el Danny que aún estaban en uso, y que aquel bien podría ser nuestro refugio por la noche… claro… hasta que obviamente las cosas se dieron de otra manera.

Todo comenzó cuando fuimos a la gendarmería argentina para organizar el cruce al túnel: uno de 3,6 Km en cuya mitad se encuentra la frontera entre Argentina y Chile y en cuya cima descansa el famoso Cristo. La respuesta fue inmediata, y vino de la mano de Sebastián, un chileno que se encontraba de casualidad en aquel momento:



- Nosotros los cruzamos, po. Ellos nos llaman y venimos a buscarte, yo trabajo en la vialidad chilena, cuidando el túnel. Al costado hay una casa abandonada donde pueden acampar, y si quieren ducha yo veo si les puedo conseguir.

Todo dicho, a almorzar y cruzar el túnel.

Una vez del lado chileno, observamos la casa, pero no nos pudo convencer la inquilina previa a al cual teníamos que pedirle permiso: la mugre. Así que decidimos preguntar en la vialidad si había posibilidad de tirar una carpa en otro lado, nos acercamos a Sebastián y le preguntamos primero por la ducha… Él llamó a su jefe, y en cuestión de minutos, teníamos habitación, ducha, y una muy agradable conversación en la sala de monitoreo del túnel internacional.

Cristo Redentor
Se notaba en los rasgos de Sebastián que era un hombre curtido por el tiempo, en el que el trabajo y el esfuerzo formaron parte integral de su historia… así como se notaba, en sus gestos y en su voz amable, que era un hombre de esos que nos hemos acostumbrado a cruzar, que les gusta dar sin esperar nada a cambio.

Largas horas estuvimos conversando aquella tarde al pie de la cordillera, observando el tráfico y un cóndor que inesperadamente nos regaló una muestra de sus destrezas aéreas. Sin quererlo, de a poco nos fuimos metiendo en su historia: conocimos una madre que con cáncer se deslomaba trabajando por sus hijos; conocimos una familia que, teniendo a la mamá de Sebastián como cacera, lo invitaba a él a integrarse en un almuerzo en el mismo comedor; conocimos la fortaleza interior de un padre que ama a sus hijos; y conocimos una historia de amor, de esas que con tan sólo escucharla le eriza a uno los pelos.

Pero conocimos, por sobre todas las cosas, un hombre que nos enseñó que la vergüenza la debemos tener sólo cuando hicimos algo con maldad, pero nunca jamás a demostrar cariño, a compartir una historia, o a escuchar hablar de Dios… Ese que, paradójicamente, no es el que descansa a la irrisoria distancia de 4.000 m de altura y habíamos visitado ese mismo día, sino al que cada uno lleva dentro de forma innata y le dice cómo proceder cuando se siente perdido… ese que incluso podría llegar a materializarse en el sueño de una madre que, luego de dos años de ausencia física, se muestra en un sueño trabajando arduamente mientras los más diestros, como Sebastián, podían escuchar “¡Adelante!”.

Lo que nunca se olvida

Antes de comenzar el recorrido tenía mucho miedo, tanto, que si hubiese podido dilatar la partida no lo hubiese dudado. Cruzar la Cordillera no me parecía una tarea sencilla, y si bien estaba entusiasmado, eran demasiadas cosas nuevas las que estaba por vivir, y eso me emocionaba, me hacía estremecer con tan sólo pensarlo.

La primera meta fue Uspallata, una que al estar a 100 Km de distancia implicaba, para mí, un objetivo ambicioso, así que decidí hacer hasta donde simplemente podía llegar, sin presiones, sin exigencias... Y así fue que de a poco pasamos el Cordón del Plata, llegamos a la Pre Cordillera y luego a la Cordillera en sí. Caminos fantasmagóricos se abrían a nuestro paso: uno de recuerdos de viejas cruzadas en épocas coloniales, donde fácilmente se podían evocar imágenes de los primeros españoles cruzando a caballo aquel valle que tan pacientemente el Río Mendoza fue dibujando con el tiempo en el tan árido paisaje.

Las viejas vías de tren, ahora abandonadas, nos seguían fielmente a lo largo del camino: sus postes de luz herrumbrados, sus cables cortados, sus vías dobladas, puentes caídos y estaciones abandonadas que a la distancia del tiempo y la altura parecían ser de juguete, aportaban un componente surrealista al lugar. Ese paisaje pintado en sepia y musicalizado por el silencio nos recordaba el peligro que representaba el abandono más profundo, era un viaje a la sombra de la memoria, de aquello que un día supo alumbrar con los mejores colores y que hoy forma parte de un recuerdo que aún estando viejo y solitario, basta con cerrar los ojos para visitarlo en un presente colorido y esperanzador de silbatos sonando a lo lejos, retumbando en la montaña, con la carga tan preciada de la visita más esperada.

Con el primer día llegaron también los túneles: cortos, rápidos y peligrosos, donde el silencio del interior de la montaña calaba bien hondo y el viento te llevaba gentilmente entre sus carriles. Era un viaje corto, vertiginoso e intenso al corazón de terremotos, derrumbes, aludes, nieve, frío y calor que hace millones de años moldearon el paisaje... ese que aún hoy nos permite visitarlo en sus entrañas en un acto de solemnidad profundo.

Entre colores opacos de polvo de roca, tierra, algunas plantas rastreras y el rugir del Río Mendoza, a lo lejos comenzamos a encontrar un oasis de árboles y picos nevados. Me sorprendió descubrir que era Uspallata. El dejarme llevar, finalmente, me hundió en lo inevitable: el camino más que el destino.


***
Al día siguiente nos propusimos ir al Puente del Inca, y yo aún más confiado en lo que podía lograr, acepté el desafío con ansias, decidido a disfrutarlo a cada momento. Con él llegaron las alegrías, los asombros, los estremecimientos más profundos. Subir la primera colina mostró un paisaje cuasi lunar, con un valle gigante que descansaba a la sombra de sus más serios vigilantes: viejas columnas de tierra y roca maciza que desde lo alto custodiaba la carretera que tímidamente la iba acariciando desde el Norte.

Con los primeros kilómetros llegaron las más pequeñas poblaciones: puntos de descanso y maduración, de introspección y contemplación. Leyendas vivientes de que aquel lugar era en verdad real, que aquella travesía realmente estaba sucediendo. Fueron soporte importante de lo que había sucedido, y puentes emocionales entre los que estaban por suceder.

Y así fue que llegó la primera gran adversidad: nada tuvo que ver con el cansancio de la subida o con el frío mirar de la montaña, sino más bien con la vuelta del destino, que agazapado tras una curva, como si fuera con fuertes látigos, comenzó a golpearnos con el viento. 7 Km restaban hasta nuestro objetivo, y aún así parecía más fuerte... pero como ya hemos aprendido, sólo fue necesario tener tenacidad y paciencia para lograrlo... aunque sus secuelas se notaron.

Al principio fue el cansancio, luego el desgano, y por último, una tímida equivocación entrando a nuestro objetivo más específico: El Puente del Inca, salteando inadvertido los carteles de "Prohibido pasar". Sería mi último error: ese que me sumiría en la vergüenza con el guardaparques que antes supo ser nuestro amigo, y hoy, fruto del error, se transformaba en la voz de la conciencia que de a poco me hacía romper todas las fotos del lugar para quedarme sólo con las sensaciones... sólo... en una noche estrellada añorando su recuerdo.

Al día siguiente nos esperaría el tramo que nos habían comentado sería el más difícil, pero que aún así estábamos dispuestos a superar.

El recorrido duró mucho menos de lo esperado... diría que casi la mitad de las noches calculadas, y aún así sus imágenes quedaron grabadas a fuego, como miradas lejanas de un sueño que nunca existió, con sensaciones tan vivas que nunca jamás podrán olvidarse, que otras experiencias no podrán más que complementar. Aquel recorrido fue, en todas sus etapas, como la experiencia del primer amor.

16 mar 2012

Instinto

Y voy comprendiendo tu mundo
y siento en mi la inmortalidad
y veo todo tan distinto.
Va en la magia del instinto
lo que nadie me enseñó.

Hay palabras que nuestro inconsciente graba a fuego, palabras en el momento quizá incomprendidas, o que quizá creemos comprender pero cuyo significado recién lo descubrimos tiempo después. Una de esas palabras fue la de mi Pepe Grillo la "Blonda", que tras un abrazo más de reencuentro que de despedida me dijo: "Confiá en tu instinto".

No fui yo el primero en entender esas palabras, sino que lo hizo una chica a más de 2.500 Km de distancia, que con tan sólo leer qué es lo que estábamos haciendo, decidió ofrecernos su casa sólo porque "parecen gente interesante de conocer". Algo nos decía que había otro motivo más grande que la comodidad por el que teníamos que aceptar la propuesta.

El encuentro se hizo esperar: tuvieron que pasar casi 3 semanas y 1.000 Km para que pudiera concretarse una mañana de Marzo tras las cuidadosas especificaciones de su madre que, para no perder la costumbre, no seguimos a los pies de la letra.

Con olor a ajo, cebolla y frito, aparece bajo su particular bandana, Daianna, que con una sonrisa de esas que transmiten un brillo especial, nos invita a pasar a la casa y descansar, yéndose enseguida con las promesas de vernos esa noche.

Pasamos toda la tarde solos, pero ya nos sentíamos como en casa. No fue necesario ni conocer a la madre, ni ver al padre, ni más que escuchar hablar de las hermanas para saber que ese iba a ser el mejor lugar que nos podría tocar para prepararnos para el tan ansiado desafío.

Por la noche pudimos confirmar ese sentimiento: la madre dándonos la bienvenida como si fuésemos sus propios hijos, las hermanas charlando con nosotros hasta altas horas de la noche al amparo del infaltable Fernet con Coca, y el padre compartiendo sus ideales al punto de identificarnos con él como si fuese el nuestro.

Tangos, milongas, vino, boliches... fueron todas salidas planeadas que nunca tuvieron lugar y fueron cediendo a la frescura de lo espontáneo, al placer de lo no planificado, a lo auténtico de lo que en ese momento uno desea hacer. Y así nos descubrió en finas bodegas, andando en bicicleta por calles arboladas con aroma a vino, y en un primer contacto directo con la cordillera nada menos que una mágica noche de luna llena, sólo para dejarse ver dos días después, a la orilla de un lago compartiendo todo aquello que nos une... Aquellos lugares nunca podrán volver a ser como antes, y sus rincones y recovecos guardarán para siempre la conexión única de la que fueron testigos, como hoy lo hace el presente, y como sin dudas lo hará el futuro tras promesas de cruzarnos en otros puntos de Sudamérica, destino inevitable de un viaje que, si bien planeado, aún daba lugar a lo espontáneo.

Pero fue recién en un frío amanecer de Domingo, a los pies de los picos nevados de los Andes, que tras un abrazo más de reencuentro que de despedida, se invirtieron los papeles y tuvimos nosotros que despedir, por primera vez, a nuestros anfitriones: yéndose ellos y quedando nosotros. Recién entonces me sentí como mi Pepe Grillo y pude comprender aquellas palabras que en aquel momento creí ya entender:
Confiá en tu instinto

Mojones

Siempre queremos asegurarnos la existencia de algo más grande, algo que nos guía, algo que diga que el propósito de nuestras vidas es cumplir con un objetivo más grande que nosotros. Es por ello que nos hemos armado de valor, nos hemos animado a cruzar mares y desiertos que creíamos infinitos, sólo con el fin de encontrar ese propósito, pero sólo pudiendo corroborar en el camino que somos más pequeños de lo que pensábamos.

Cruzar Latinoamérica en bicicleta suena lindo, quizá hasta romántico, pero está plagado de momentos desagradables, de tardes de lluvia e incertidumbre, y aún así, nada se compara con subirse a esa “máquina de sueños” y arrancar, de igual modo que nada debe compararse para el astronauta con tantos años de estudio y entrenamiento para una caminata espacial de tan sólo unos dos o tres minutos.

Y así fue, que cruzando el enorme desierto que componía el oeste de San Luis y el este de Mendoza, llegamos a La Paz, un pequeño pueblo que nos serviría de refugio hasta el día siguiente en el que planearíamos llegar a Mendoza capital. Esa mañana estaba agradable, y el sol que se asomaba en el horizonte de polvo y arena vaticinaba un día pleno de calor. Así que con ánimos de llegar lo antes posible, partimos a todo pedal… pero no duraría demasiado tiempo.

Apenas recorridos unos kilómetros, comienzo a visulmbrar unas pequeñas nubes en el horizonte, fenómeno extraño considerando la mañana despejada, así que me saco los lentes para ver mejor… y allí estaban, luego de casi 2.500 Km, majestuosos, los picos nevados de la Cordillera de los Andes. Nunca una meta había sido tan bien definida como la que planteaba aquel mojón en el camino, y nada más fue necesario para que los pies se movieran por voluntad propia sobre los pedales.

***

Desde que comenzamos a visualizar las montañas, el Danny tuvo claro el cruzarlas en bicicleta, mientras que yo me ocultaba tras la sombra de la duda, mientras intentaba determinar la posibilidad de que realmente estuviera preparado para hacerlo. Y no vino esa decisión hasta días más tarde, cuando los caminos de distintos aventureros se cruzaron.

Como por accidente nos encontrábamos en la casa de Manuel, un argentino que a los 20 años decidió cruzar los Andes en bicicleta:
- Y me acosté tarde esa noche… y con esas cosas que uno piensa antes de dormir como por ejemplo si apagó la luz del comedor, me pregunté si era posible cruzar la cordillera en bicicleta… Y no pude dormir en toda la noche. Al otro día me levanté y lo primero que hice fue buscar en internet si otro lo había hecho, y cuando ví que sí, decidí no esperar más, me armé una parrilla y me lancé a la ruta.

Hoy, con sus 23 años, Manuel estudia para ser guía de montaña, pero su amor por la bicicleta crece cada día más. Tal es el punto, que sin querer se ha transformado en una especie de referente para aquellos cicloviajeros que también se quieren largar. Y así fue como, en breves minutos, estaría apareciéndose también Brian, un bonaerense que aprovechando su licencia decidió conocer Mendoza nada más ni nada menos que yendo en bicicleta.

Entre los cuatro charlamos toda la mañana hasta parte de la tarde, en la que con Brian decidimos recorrer juntos la ciudad… en bicicleta, por supuesto. Durante esa charla, hablé y hablé con Manuel preguntándole todas y cada una de mis dudas, encontrando, de repente, que lo único que no tenía preparado era el miedo.

No era la primera vez, ya me había pasado cuando el Danny apareció con la idea de este viaje. Ese miedo que en su momento no me podía paralizar era, por primera vez en el viaje, un impedimento para continuar. Y al contrario de lo que todo el mundo cree, no es la mejor forma combatir el miedo enfrentándose a él, sino que alentando ese enfrentamiento. No quiere decir que más tarde al intentar realizar cosas similares uno no tenga miedo, sino que se tratará cada una de esas veces, de alentar alcanzar el objetivo… el resto… el resto viene sólo con las ganas… con exactamente las mismas ganas de llegar que cuando uno ve el mojón en el horizonte de su camino una mañana agradable en la que el sol se asoma tras el polvo y la arena.

10 mar 2012

La Tía de la salina

Por accidente había descubierto aquel lugar mientras buscaba la ruta más corta desde San Luis a Mendoza. La relativamente enorme mancha azul que se veía en el mapa hizo que me acercara con el zoom para descubrir una zona extraña, una de la que había escuchado mucho hablar y aún así permanecía misteriosa y sólo podía imaginar: un salar. Así que no dudamos en emprender un día de viaje por los 120 Km que suponía la ida y vuelta hasta la Salina del Bebedero.

Llegar allí representó el viaje más aburrido de todos, con vegetación árida que serviría de telón a lo que sería la partida hacia Mendoza en los días siguientes. Pero ni lo aburrido del paisaje, ni la distancia, ni el calor pudieron más que nuestras ganas de conocer cara a cara aquel paisaje tan inhóspito que tanto nos llamaba.

Llegamos sobre el mediodía con la ansiedad que nos caracteriza. En el lugar apenas si había una sombra frente a la fábrica cuyo nombre se nos venía presentando desde el ingreso a Argentina: “Sal Dos Anclas”. Según nos enteraríamos, aquel árbol, aquel abastecimiento de luz, agua y teléfono, se debía en un principio a esta empresa que, cuando se instaló, el gobierno obligó a brindar estos servicios a los pocos funcionarios que allí decidieron instalarse. Hoy las cosas no han cambiado demasiado: el pueblo es de apenas 100 habitantes y la empresa funciona a todo trapo durante los dos meses de cosecha.

Ingresar al predio era algo irreal: enormes cerros de sal a cada costado eran un augurio de lo que estaba por venir: arroyos de agua tan transparente como salada que corrían a los costados del desdibujado camino o bajo las finas capas de sal hasta llegar a un alambrado. Un cartel de “Prohibido Pasar” hizo de mi insulto menor un poema, hasta que observo una entrada peatonal… una curiosamente habilitada que luego se mezclaba con el camino de la fábrica.

Caminar por allí era peligroso: al principio se trataba de arena fina con algunos granos de sal pequeños pero luego se transformaba en un escenario lunar, donde cada pisada hacia el interior implicaba hundirse más y más… hasta que finalmente se hizo peligroso y fue necesario dirigirse al camino marcado por los camiones.

Durante el trayecto discutíamos sobre la franja azul y roja que se veía en el horizonte, apoyándonos ambos en la teoría de una ilusión óptica. Sin embargo, unos pocos kilómetros más adelante nos daríamos cuenta que en realidad la explicación más simple era la más sencilla: ¡Había agua! ¡Mucha agua!

La carga de sal era tan increíble que pasar la mano por la superficie hacía notar, al tacto y a la simple vista, granos de sal de tamaño mediano; y al sacarla del agua y secarse, parecía que hubiese sido hundida por completo en un tarro con sal, quemando la piel con el intenso calor de la tarde. La naturaleza, no dejaba de maravillarnos.

¿Cómo se había formado aquel lugar? ¿Cómo cosechaban la sal? ¿Cómo vivía la gente del pueblo? Curiosamente, esas preguntas las conocimos antes de llegar al lugar.

Muertos de sed y de hambre, paramos en la primer despensa que se nos presentó: una casa de familia con un cuarto adaptado para ventas. Allí, una mujer de pelo oscuro y actitud de madre se presenta ante nosotros mostrando la curiosidad de nuestro turismo. Las preguntas de rigor, una vez más, pudieron faltar.

La Tía (como le llamaban en el lugar), no era la típica comerciante de las grandes ciudades o de los pequeños pueblos, era más bien una suerte de conciencia global refugiada en la sabiduría de un alma inquieta. No faltó el tiempo para que nos contara la historia de su vida, pero sí lo hizo a la hora de contarnos su visión del mundo, una que oculta en el intenso sol de las zonas áridas, intentaba alzarse por sobre la ignorancia, la violencia o la desculturalización.

La Tía era bibliotecaria/maestra/vendedora/ama de casa/consejera del pueblo en general, pero sobre todo, de los jóvenes en particular, a quienes se dedicaba con total entrega. Fue por ellos que armó una biblioteca, consiguió un grupo de muchachos y los puso a trabajar unas pocas horas al día para conocer el valor del esfuerzo. Promueve a través de ellos y de su biblioteca, la cultura, la importancia de la familia, el valor del viajar y la validez de una mente abierta y actual, una que, invitada por la jubilación a dormirse de a poco, se mantiene activa y despierta, leyendo noticias en internet y mimetizándose con la de una joven con ansias de vivir.

En aquel desierto de sal, de arena, de arbustos rastreros, y de un sol que curte la piel, aquella mujer era la voz fresca que todos, alguna vez, precisamos escuchar.

El dibujante de la tierra

Acompañar: Existir o hallarse en otra persona

Muchas veces intuí sobre la importancia de la intensidad de una relación versus el tiempo de su duración, pero nunca pude realmente comprobarlo… Es ahora que me doy cuenta de que muchas veces para poder entender la relación entre dos cosas es necesario exagerar en una de ellas, de esta manera, el comportamiento del vínculo queda en evidencia. Y esto mismo es lo que ha estado sucediendo desde el momento en que decidí emprender este viaje.

Desde mucho antes de partir conocí gente interesante, gente con la que quizá no haya compartido más de doce meses, quizá cinco, o incluso hasta dos o tres días. Y después durante el viaje, donde la exageración fue aún mayor. Gente con la que apenas compartí tres, cuatro o sólo siete días y aún así, la fortaleza del vínculo duró mucho más que incluso aquellas que databan de años.

Esa idea me obsesiona. ¿Por qué será que suceden esas cosas? ¿Qué pasaría si pudiésemos continuar alimentando los vínculos? ¿Caeríamos en la rutina y pasaría lo mismo que con aquellos que datan de años y sus intensidades son mucho menores? ¿Comenzaríamos a ver los defectos en el otro y con ello a degradar la relación? ¿Será entonces que la corrosión de un vínculo está más ligada a la falta de tolerancia que al vínculo en sí? Evidentemente, no tengo la más pálida idea. Sin embargo, sí puedo asegurarles que compartir los momentos más importantes de uno los fortalece, compartir todo lo que uno tiene para ofrecer no puede ser jamás un motivo de degradación.

Y es que compartir nos lleva a multiplicar al dividir, a dar algo nuestro y recibir a cambio: compartir es acompañarnos, ¡y exactamente lo mismo al revés! Incluso, cuando todo parece comenzar de forma contraria, como sucedió en Río Cuarto.

Pese a tener todas las condiciones a nuestro favor, Río Cuarto representó una ciudad de desencuentros a la llegada: el Danny y yo nos separamos en la entrada por motivos de distracción, y con Franco, nuestro CouchSurfer, nos desencontramos por motivos de descoordinación.

Sin embargo, no fue más que necesario un par de minutos para encontrarnos nuevamente en el mismo punto, ya sintiéndonos como en casa y ya peleando como si fuésemos hermanos… En cuestión de horas integrábamos un pequeño grupo de amigos, una familia, y una casa, y en tan sólo un día, éramos partícipes accidentales de uno de los eventos más importante de una persona: cumplir un sueño.

Todos tenemos uno, en menor o mayor medida, aunque nos de miedo, vergüenza, o creamos que es una locura, todos tenemos un sueño. El de Franco, era el ser Licenciado en Geografía, y ese día, estaba a punto de cumplirlo, pues, sería el día que entregaría la tesis… sin embargo, esto no sucedió, otro desencuentro más con su tutor le obligó a aplazarlo una semana, lo que nos dio el tiempo suficiente de imprimirla tranquilos, organizarla y encuadernarla en un paseo que demandó una recorrida por su Universidad.

Entrar allí era pasar las puertas de mi pasado: edificios independientes que rápidamente se fundían en uno solo, más grande y estéticamente más desagradable, cuyo entorno dejaba de ser un llano para parecerse a las canteras del Parque Rodó. Aquel viaje era uno que una vez quise hacer y a lo que otro lucha por lograr. Era un viaje por viejos momentos, tardes de camadería, mate, bizcochos y libros, era un viaje que hoy parecía repetirse y mezclarse con la alegría ajena, sintiéndola como una meta alcanzada, como un logro propio de nervios de parciales y alegrías de exámenes… El mismo sentimiento que él supo sentir recorriendo en bici junto a nosotros el campus de su Universidad. Esa era nuestra forma de que sintiera también nuestro sueño como propio, ese que aún tiene de recorrer distintos lugares, conocer gente, y dibujar la tierra como una misma unidad.

La lluvia quiso que exageráramos un poco menos, aplazando la partida un día, haciendo de nuestra estadía un tiempo corto, uno que aún así hizo que ambos sueños, logros, viajes y caminos se cruzaran y se confundan en el horizonte: ahora ambos existíamos en el mismo punto… Pese a tener todas las condiciones a nuestra contra, Río Cuarto representó una ciudad de encuentros a la salida.

5 mar 2012

Pasional

Escribir sobre la Pasión es una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer. Implica la transmisión en palabras, el encajonamiento de algo tan complejo como es un sentimiento, tan irracional como lo es su intensidad y a la vez tan simple como es el vivirlo. Y de hecho, creo que el tan sólo hecho de intentarlo es un acto de soberbia, y el tan sólo hecho de llegar a hacerlo, un insulto. Así que no puedo más que contar unas historias relacionadas a la Pasión, historias tan simples, que a la mente más abierta y al corazón más cerrado, puedan resultarles aburridas.

Haz el bien…
Como nos pasaría en toda provincia de Córdoba, las llegadas y partidas de cada lugar vendrían acompañadas de lluvia… o al menos de la amenaza de ellas. Y así fue que llegamos a Alta Gracia, ciudad de gran riqueza histórica que supo ser sede de los primeros centros Jesuitas del continente y cuyas huellas se erigían majestuosas, desafiantes al tiempo, desde el mismo centro de la ciudad, donde un tajamar de dimensiones cuantiosas hoy servía de recuerdo del primer sistema de abastecimiento de agua.

Mientras buscábamos hospedaje, decidimos probar por primera vez con los bomberos luego de fracasar en nuestro intento de quedarnos en un Polideportivo. No fue más que necesario acercarse a Laura, la bombero de turno, y explicar nuestra situación para que nos invitara a pasar y nos mostrara las instalaciones abriéndonos las puertas en un acto de sencillez y honestidad, como si de su propia casa se tratara.

Tras una recorrida por el cuartel (y observar el clásico caño con el que se tiran los bomberos), nos cuenta que el año anterior supo pasar por allí un mexicano en las mismas condiciones… Historia que por momentos me retrotrae a viejas imágenes en las que Pablo, nuestro mentor al momento de nacer esta idea, pedía hospedaje a los bomberos en México. El círculo parecía cerrarse otra vez.


Lo que Laura nos había advertido era que solamente por esa noche podíamos quedarnos allí, ya que había alerta meteorológica para los días siguientes y el dormitorio estaría lleno. Sin embargo, al día siguiente un cielo azul nos recuerda que la meteorología no son más que probabilidades, y tras un gran abrazo de agradecimiento, decidimos partir rumbo a Villa General Belgrano con otro contacto de los bomberos bajo el brazo.


El trayecto, que atravesaba las sierras de Córdoba, no se comparaba con el de Altas Cumbres, aunque sus paisajes, si bien diferentes, mostraban la majestuosidad de una naturaleza que, más allá de las sierras, se tranquilizaba en un llano de tierras fértiles. Sin embargo, aquí los lagos, las curvas sinuosas, los diques, y las pequeñas poblaciones afloraban como los turistas que venían a visitarlas desde todos los rincones del país.

Y como no podía ser de otra manera, esquivando curvas y tormentas, llegamos a Villa General Belgrano, una colonia de origen alemán ubicada en el centro de las depresiones de varios cerros, lo que facilitaba imaginarse en una Alemania de antaño sin siquiera cerrar los ojos.


…sin mirar…
Sin pensarlo, decidimos dirigirnos al cuartel de bomberos, donde hablamos con un chico nuevo que poco nos podía ayudar. Así que, ante el panorama potencialmente desfavorable, tomamos nuestras cosas y decidimos ir en búsqueda de nuestro contacto, cuando de una camioneta a toda velocidad, se bajan 5 o 6 bomberos que, como si fuésemos sus propios colegas, nos saludan efusivamente. Soto, el bombero más veterano del cuartel, nos pregunta qué estábamos necesitando. Le contamos nuestra situación y sin dudarlo nos ofrece la ducha mientras él mismo hablaba con nuestro contacto, ese que nunca conocimos pero que se hizo presente tras el tan ansiado “Sí”.

En la noche, una tormenta de grandes dimensiones se desata sobre la región, y junto al bombero de guardia, pretendía seguir los eventos por la radio, a través de los teléfonos, y a través de internet, donde las imágenes satelitales proyectaban el advenimiento de una gran tormenta que ya se escuchaba rugir desde la ventana.

Esa noche llovió; llovió mucho, pero por suerte no hubieron incidentes graves en el lugar, aunque sí en las zonas aledañas, donde los arroyos crecieron y algunas personas quedaron atrapadas a su vera. Nosotros nos íbamos al día siguiente, pero la tradición cordobesa de la lluvia y la ruta, nos obligó a quedarnos tres días más.

En esos tres días aprendimos mucho. Aprendimos sobre el dolor de un grupo de personas que les une la vocación, y sobre la vocación en sí. Hacía 6 meses más o menos, un descuido hizo que un tanque con combustible explotara en el cuartel… todos se salvaron por lo que algunos considerarían un milagro… todos excepto uno, que a los meses de estar en el hospital y cuando le iban a dar el alta, contrae una enfermedad infecciosa que derivó en eso que nadie quería escuchar… En eso que, al mostrarnos el lugar del incidente y sus secuelas, no podían ocultar en su corazón que aún les pesaba en cada latido.

Uno de quienes estuvo presente fue Santiago, un bombero de tan sólo 12 años que en su madurez de hablar nos hacía notar una chispa particular, una que hacía muchos años no veía siquiera asomarse en el rostro de otra persona, uno que me recordaba que los sueños, como éste, también son alcanzables. Cuando tenía 5 años, Santiago vio por primera vez un camión de bomberos, y a partir de entonces quiso ser uno de aquellos seres que con sus trajes negros y cascos amarillos, combatían llamas y salvaban a las personas. Su madre pensó que era una locura pasajera, pero el tiempo le demostraría lo contrario. Hoy, Santiago aún estudia como cualquier niño, pero en sus ratos libres prefiere ir al cuartel, donde de verdad trabaja, y aporta su grano de arena para ayudar al resto de las personas. Aún dudo si esa chispa que veía se llamaba vocación o simplemente bondad.




…a quién
Finalmente, aunque nublado, el último día no llovió, y con un viento que al principio sería a favor, nos dirigimos a toda máquina rumbo a Río Cuarto sorteando los últimos lagos que las sierras de Córdoba nos ofrecerían. Y por supuesto, no tuvo que pasar demasiado tiempo para que aquella maldición que parecíamos haber adquirido en Luque se posara sobre nosotros, y a 40 Km de nuestra meta, tuvimos que detenernos ante la eventualidad de la lluvia en un pueblito llamado Alcira Gigesa.

Entusiasmados con nuestras experiencias con los bomberos, decidimos intentarlo nuevamente allí. Sin embargo, tras una charla impersonal con el jefe de bomberos efectuado desde su lujoso local a su oficina, obtendríamos una negativa que por momentos me hizo pensar que el que más tiene es el que menos da, y por momentos me recordaba que en verdad habíamos sido afortunados hasta entonces, pues, en realidad nadie tenía la obligación de ayudarnos.

Así que por tercera vez intentamos ir a una iglesia, con la esperanza de que no tuviéramos la negativa aquella que nos haría quedar, por primera vez, a la deriva.

Golpeamos la puerta y enseguida sale un hombre mayor al que le explicamos nuestra situación. Sólo nos dijo:
- Acá les puedo dar alojamiento… es en el salón de catequesis, tienen ducha con agua caliente y colchones. Sólo lo necesito desde las 9 hasta las 10 de la noche, luego hagan lo que quieran
No nos preguntó nada. Ni siquiera cuáles eran nuestros nombres, o nuestras edades, o cuántos kilómetros hacíamos por día… aquel cura no nos preguntó nada, absolutamente nada.

Luego de dejar las cosas salimos en búsqueda de la cena y el desayuno, teniendo éxito en la primera y fracasando en la segunda. Y no se si fue telepatía o qué, pero cuando volvimos al salón, una bolsa de criollitos nos estaba esperando; entrega de la mano generosa del hombre que aún no nos preguntaba nada.


Al día siguiente, nos despedimos, y fue recién entonces que mientras nos terminábamos de preparar quiso saber algo más de nosotros y nos contó que hacía tan solo un mes, por allí había pasado un muchacho de Mar del Plata que pretendía llegar a Jujuy con su bicicleta. Él le hizo el mismo ofrecimiento y se despidió de nosotros como de él, con la misma transparencia de quien no diferencia entre personas más que por su propia condición.

2 mar 2012

Aprendizajes

Uruguay
  • La Ruta 1 no es tan aburrida ni llana como dicen
  • Mercedes es una de las ciudades más lindas que haya visto
  • Los mosquitos por la noche pueden ser insoportables
  • Los CouchSurfers tienen todos terrible onda
  • Se puede disfrutar sin sacar muchas fotos
  • El Danny no ronca a no ser que esté cansado
  • Ver la tierra de uno alejarse es una de las situaciones más fuertes que se puede vivir
  • No es necesario salir del país de uno para encontrar grandes diferencias culturales
Argentina
Entre Ríos
  • El mate argentino no es tan malo como dicen
Córdoba
  • Arcor, la fábrica de golosinas, debe su nombre al pueblo de ARroyito, en CORdoba
  • Si uno se propone algo que tiene muchas ganas de hacer, aunque no se crea capaz, lo logra
  • Los Cordobeses tienen una buena onda terrible: consumen mucho Fernet con Coca y son muy hospitalarios
  • La gente puede ser más simpática y abierta de lo que uno cree
  • A los panchos en Argentina le llaman Salchicha
  • Los bocinazos de aliento pueden generar tanto odio como amor, depende de la inclinación de la pendiente
  • CouchSurfing es una fuente inagotable de gente interesante
  • Bicicletear entre las nubes tiene un gusto único
  • El clima en las sierras no es para nada predecible
  • No todos los perros muerden
  • Con un mate y un sólo litro de agua caliente, uno puede llegar a compartir más con un desconocido que con un amigo de toda la vida
  • Hay menos tiempo para escribir y escuchar música del que pensaba
  • Hay gente que aún se extraña...
San Luis
  • Las zonas áridas son las que producen los salares
  • Garbanzos + Arvejas + Manzana = Pedalear a toda velocidad
  • Está prohibido bicicletear en autopistas, pero nadie dice nada
  • Usar liquido anti pinchazos es negocio
  • Hay gente en Argentina que no sabe dónde queda Uruguay
Mendoza
  • Un grano de sal puede ser tan pequeño como uno de mostaza o tan grande como medio puño
  • Existe la masa crítica de una población que, alcanzada, contagia al resto, y viene dada por la fórmula: sqrt(1% de la muestra)
  • Cada desconocido es un gran amigo con el que aún no nos hemos encontrado
  • Acompañar es hallarse en otra persona
  • Dinamarca tiene monarquía, el voto es opcional, y aún así el 85 % de la población votante ejerce su derecho
  • La pasión es una poderosa fuerza subestimada
  • Los picos nevados de los Andes, a lo lejos, pueden parecer nubes
  • La bici no obstruye el tráfico, es parte de él
  • Uruguay queda lejos
  • En Mendoza se festeja la vendimia... gay
  • El agua que se consume es de deshielo: si nieva poco en invierno, hay problemas en verano
  • En la Ruta 7 que cruza la cordillera hay vías de escape para frenar si te fallan los frenos
  • Las bodegas hacen la "Lucha anti granizo": si detectan una nube con granizo, tiran bombas ultrasónicas para que no arruinen el viñedo
Cruce de la Cordillera de los Andes por Paso Libertadores
  • Los choferes de los ómnibus de Cata son ex convictos acusados de asesinato, y muestran sus destrezas en la ruta
  • Los camiones en montaña son más amables que en llano
  • Los chilenos tienen una buena onda terrible, tanto así, que el aduanero es capaz de pelar las nueces por vos ya que no es posible ingresarlas con cáscara
  • La Cordillera, a la altura de Mendoza/Santiago de Chile es muy árida
  • Subir la Cordillera desde el lado argentino no es tan difícil como parece, desde el lado chileno constituye un auténtico suicidio
  • Los caracoles en la Cordillera portan una buena cuota de adrenalina
  • No se puede pasar al Puente del Inca
  • Los mocos matutinos se reproducen en grandes cantidades por la mañana debido al frío de la alta montaña por la noche
  • "Culeao" también se usa en Chile
Chile
Región metropolitana
  • En Chile cobran por todo
  • Tienen miles de palabras graciosas que conforman un lenguaje cuasi autónomo. Algunas de ellas son:
    • Cola fría = Cascola
    • Cuático = Loco
    • Curado = Alcoholizado
    • Carretear = Estar de joda
  • El Metro en Santiago es rápido, seguro, limpio y cómodo. Maravilloso
  • El chileno le da mucha pelota al dinero
  • El café te lo sirven en una pajita
  • Los chilenos saben enfiestarse
  • La influencia inglesa en Chile se puede observar en el té de las 17:00 y en la forma de indicar que son las 5 menos cuarto: "Un cuarto para las 5"
  • Drexler es muy escuchado en Chile y Argentina
  • El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago debería ser un orgullo nacional, no por sus hechos, sino por la forma de recordarlos. En él, increíblemente, no cobran
  • El mejor helado del mundo está en Lastarria, Santiago
  • La altura geográfica de los barrios de Santiago obedecen a la altura de las clases sociales
  • En Chile usan la palabra "despelote"
  • En Chile tienen tres tragos inspirados en la armonía de la naturaleza y deben beberse en el siguiente orden:
    • Terremoto
    • Réplica
    • Tsunami
  • La leyenda del escudo de Chile reza: "Por la razón o la fuerza". ¿Qué opinan ustedes?
  • Créanme, en Montevideo se respetan las cebras (y no me refiero a los animales exactamente)
Región de O'Higgens
  • En Rancagua se festeja la derrota de la guerra de Rancagua
  • El cuadro de fútbol O'Higgens debe los colores y diseño de su camiseta al de Uruguay, puesto que se fundó luego del primer mundial
  • Se extrañan los planchas
Región del Maule
  • Existe un pueblo llamado "Peor es nada"
Región de Valparaíso
  • El Cerro Los Placeres debe su nombre a la cantidad de prostíbulos que allí habían
  • Los Chilenos son el único pueblo del mundo que pueden pronunciar "Po weón" a una velocidad de 30 veces por segundo conformando tan sólo una palabra
  • "Sushi" lo pronuncian "Suchi" para que no suene plancha
  • Valparaíso, Chile es la capital de la bohemia mundial luego de Toulouse, Francia
  • El Peso Chileno es el que más monedas tiene en circulación en el mundo
  • Los pelícanos cantan riéndose
  • En Chile no conocen a Tinelli
Región de Coquimbo
  • La rambla de La Serena se ve más linda al amanecer
  • Algunos camiones tienen dibujados una liebre y una tortuga en el tablero, pudiendo el conductor alternar entre ellas. Desconozco su función
  • El divorcio fue legalizado en Chile hace nada más que hace 7 años
  • He aquí el origen de algunas expresiones chilenas:
    • Ir al tiro: Antiguamente, en el campo, llamaban a los peones a comer con un tiro al cielo, acudiendo ellos rápidamente al llamado
    • Tomar once: Derivado de las salitreras, cuando los funcionarios se disponían a tomar a escondidas aguardiente
    • Los Vilos: El pueblo debe su nombre a Lord Willow, un pirata inglés que llegó a la zona y cuyo nombre los habitantes fueron deformando al actual
  • Según Martín, un inglés que lleva 5 años caminando por sudamérica y estuvo en Uruguay a tan solo dos cuadras de casa, los montevideanos son amistosos, mientras que en el interior la gente es antipática
  • Más allá de la circunferencia centrada en Durazno y de radio 750 Km, perdemos la identidad de uruguayos y pasamos a ser, indefectiblemente, argentinos
  • Cuando un chileno te diceq ue un camino es cuesta abajo, miente. Cuando te dice que es cuesta arriba, dice la verdad. Chile fue construido en subida
  • No hay gente con mejor buena onda que el chileno. el que se meta con ellos, se mete conmigo
  • El cambio climático es un gran problema de verdad, y Chile es uno de los países más afectado
  • Los siguientes datos son equivalentes entre sí:
    • 10 minutos de avión
    • 1 hora en auto
    • 1 día en bicicleta
    • 3 días caminando
    • 10 días gateando
    • Toda una vida haciendo nada
  • La marea, por la tarde, sube. Es un dato a tener en cuenta cuando uno pasea por las rocas
  • Cuando a alguien se le escapan los enanos pal monte significa que no tiene los patitos en fila
  • El McFlurry es muy barato en Chile, convirtiéndolo en una seria amenaza a mi economía
  • Volantín de Cuero significa Codito, puesto que no se raja nunca
  • Al ponerme Jeans luego de tanto tiempo es que entiendo por qué tuvieron tanto éxito cuando aparecieron
  • A tener en cuenta durante un brindis: champagnaso es sinónimo de eyacular
  • Decirle dama a una mujer en Chile es plancha
  • Las distancias, fuera de Uruguay, se deforman, y 150 Km se transforman en algo muy cerca
  • Algunas de las personas más interesantes que conocí en el viaje no tienen Facebook, y las que sí lo tienen, casi nunca publican. ¿Casualidad?
  • Mis amígdalas siempre encontrarán la forma de complicarme la vida en el momento más crítico al menos una vez al año
Región de Antofagasta
  • La región más seca de Chile es la más rica. ¿Su secreto? El cobre
  • Existe un local de comida china en cada fucking rincón del mundo
  • Llueve más en San Pedro de Atacama que Antofagasta, pese a que éste último está sobre la costa
  • En el desierto el aire es tan seco que es fácil producir una gran cantidad de electricidad estática frotando casi cualquier objeto
  • Si uno va al desierto debe llevar: lentes de sol y protector solar corporal y labial. Básico, ¿no?
  • En el desierto más árido del mundo se obtiene uno de los fertilizantes más efectivos. Believe it or not
  • Las playas de Antofagasta son resultado de la dinamitación de dos acantilados
  • Inca Kola no pudo ser vencida por la Coca Cola en Perú, así que fue comprada por ésta. ¡Ah! Y tiene gusto a chicle
  • Cacho Bochinche era Uruguayo, Argentino y Chileno. Los que no me crean, pueden verificarlo acá
  • En el mismo lugar donde hace 4.000 años el hombre se asentó, miró y honró al cielo por primera vez, hoy hacemos lo mismo con los telescopios más poderosos del mundo. Ésa es la forma más clara de experimentar el espacio-tiempo
Región de Arica y Parinacota
  • Dejar Chile es difícil. Volveré.
Perú
Tacna
  • Arrechar es calentar. Ahora tiene más sentido el "Ese chico de ahí me arrecha, me arrecha... me ha rechazado mi corazón" de Susy Díaz
  • Luego de visitar al menos una universidad por país, tanto públicas como privadas, puedo afirmar que efectivamente tenemos un serio problema de recursos
  • Jesucristo está presente en todas las cosas. El que no me crea, que venga a Perú
  • En Perú hay bananas fritas como snacks
  • Me dijeron choborra y me sentí como en casa
  • Los peruanos son extremadamente divertidos
  • Aquí todo es caótico
  • Decir "opa" en quechua significa, como en uruguayo, tonto
  • Comer en Perú cumple el requisito de las tres B: Bueno, Bonito y Barato
  • Susy Díaz es una celebridad
  • Ni un Cutcsa ni un COPSA a las 6 de la mañana se comparan con tomarse un ómnibus en Perú a cualquier destino y a cualquier hora. Este es un turismo aventura con más adrenalina que el de bicicletear. #TrueStory
  • El Kindle 3G ha sido el regalo más práctico que alguien me haya hecho jamás. ¡Gracias mamá y el viejito por invertir en mis vicios!
  • Debido a las históricas picas entre Arica y Tacna, cuando hay revueltas en Arica, Chile, la gente protesta con banderas peruanas, indicando así que mejor estarían si formaran parte de dicho país. Asimismo, Tacna, Perú, manifiesta sus protestas con banderas chilenas. Simplemente maravilloso.
  • Los carteles de tránsito más extraños se encuentran en Perú y rezan mensajes como:
    • "Maneje a la defensiva"
    • "Evite capturas, pague el peaje"
    • "Si duda, no adelante"
    • "Confíe en la señalización"
  • Somos un país del tercer mundo. No tenemos salchipapas
Lima
  •  El Borgoña Semi Seco de Lima es, por lejos, el mejor vino del mundo... y eso que no me gusta el vino
  • Pedalear por las calles de Lima es como jugar al Mario Kart... con una sola vida
  • Existe gente más mugrienta que el montevideano, y es el peruano
  • Cencosud es la inteligencia chilena disfrazada
  • Conocer a Susy Díaz es como objetivo una boludez, pero el medio no lo fue en lo absoluto. Si uno realmente tiene ganas de algo, hará lo imposible por conseguirlo... y, créanme, lo logrará
  • El Circuito Mágico del Agua en Lima es la envidia de todos los parques del mundo: mezcla justa de paisajes, show, música, luces, naturaleza, museo, arte y reflexión que se haya hecho jamás
  • "Esas nubes blancas que vienen del Ande son anuncios de buenos tiempos, nos traen agüitas para el consuelo de mi pueblo" dijo una Hualina y agaché la cabeza de vergüenza al darme cuenta lo afortunados que somos y no nos damos cuenta
  • La luz roja que prenden en los submarinos durante el combate es para acostumbrar la vista a la oscuridad en caso de que un ataque rompa todos los focos
  • Lima es la segunda ciudad más grande del mundo en un desierto luego de El Cairo
  • Zafarrancho es una emergencia naval
  • En los ómnibus chetos de Perú el personal juega al bingo con los clientes por pasajes. Y pensar que por viajar en bicicleta a lo pobre me lo estaba perdiendo... ¡Dios mío que horror!
  • Los Tres Chiflados tienen una película a color y todo, y es muy divertida
  • El Metropolitano de Lima funciona de maravillas. Su modelo sería la solución para Montevideo
  • En Perú nos acercamos a nuestra identidad real: dejamos de ser argentinos para pasar a ser españoles... Bien igual...
  • Los Ricarditos en Perú fueron plagiados por los Besos de Moza
  • Si en un viaje en ómnibus de 20 horas te ponen un video de 15 minutos sobre las enfermedades del colon, es porque cuando termine subirá un tipito pa venderte medicamento pa él. Ojo.
  • Según los registros de turismo del Perú, soy el turista No. 23 que en su primera visita al país no conoce el Machu Picchu
  • Existe una convención anual de Ronalds McDonald's y sus identidades son secretas (ellos discuten temas como el McQuillaje)
Tumbes
  • Recién 4.000 Km después de La Serena, Chile, hacia el norte y terminando Perú es que se comienza a ver algo de vegetación en el desierto... ¡Al fin!
  • Hay señoras de 90 años que aún disfrutan de tocarle el culo a los muchachos jóvenes y esbeltos como yo; y encima luego te miran, se ríen, y se van caminando tranquilamente...
  • En las Farmacias de Perú venden remedios para el susto
Cuzco
  • Aplausos a Perú, que a costa de un alto precio de la entrada, mantiene el Parque Arqueológico Machu Picchu en excelentes condiciones
  • El Camino del Inca es un negocio, poco queda de aquellas místicas épocas
  • Machu Picchu fue falsamente descubierto por un Estado Unidense, ya que los lugareños nunca lo perdieron de vista e incluso una familia vivía refugiada en las ruinas
  • En Perú hay más chifas que gente
  • Es imposible conocer Machu Picchu en un solo día, incluso si uno se queda toda la jornada
  • Los argentinos son, según los propios guías, los visitantes más revoltosos del Machu Picchu
  • Los Incas tenían el pene pequeño. Esto es fácil de deducir observando los muy pequeños escalones de sus instalaciones. Les dejo a ustedes establecer el paso (he ahí una pista) intermedio de esta deducción
  • Los Incas vivían alrededor de 100 años. ¿Qué tal?
  • Machu Picchu es, sin dudas, impactante
  • El Machu Picchu está lleno de símbolos
  • Para ir al machu Picchu la mayoría de los turistas se disfrazan -muy mal- de cholos
  • Pese a lo que dicen los libros de historia, los Incas sí realizaron sacrificios humanos
  • Se demoraron 100 años en construir el Machu Picchu
  • Son muy pocos los peruanos que visitan el Machu Picchu
  • Wayna Picchu es la joyita menos famosa de los Incas
  • En Perú, el mate es el té
  • Nada de mochilear, Cuzco y sobre todo Machu Picchu, es para los que tienen plata. Las ironías de "Cuide el patrimonio, es de todos"
  • Así como en San Pedro de Atacama todo es "Altiplánico", en Cuzco todo es "Incaico"
  • En el Valle Sagrado de Cuzco existen más de 10 yacimientos arqueológicos Incas de gran tamaño, pudiendo encontrar fácilmente unos cuántos más pequeños desperdigados a lo largo. Sin dudas el paraíso del arqueólogo
  • Las primeras Quenas, más antiguas que los Incas, fueron fabricadas con fémur humano
  • Será un misterio de toda la vida la gente que demora cuando:
    • Va al baño a orinar
    • Retira dinero en un cajero automático
    • Se va a sentar en un ómnibus
    • Camina por las principales avenidas
  • Es interesante observar que las principales civilizaciones surgieron en los ambientes menos favorables, la mayoría de ellos, de hecho, en pleno desierto (Incas, Caral, Egipcio, Mesopotámico, Babilonio, Griego...)
  • La bandera del Orgullo Gay fue inspirada en la de Cuzco. ¿O era al revés?
  • "Tambo" significa "descanso" en Quechua
  • Quechua y Kiwcha no son lo mismo
Arequipa
  • En Perú un acusado es culpable hasta que se demuestre lo contrario
  • Pese a que el Cañón del Colca no es tan lindo como dicen, el camino a él es de un paisaje en extremo surrealista. Altamente recomendable
  • Uruguay es la Holanda de Sudamérica. Créanme
Ecuador
El Oro
  • La moneda de Ecuador es el dólar americano
  • Según los propios ecuatorianos, Machala es un punto de singularidad terrestre: a medida que uno se acerca, queda más lejos
  • Comer en Ecuador sale la mitad que en Perú, es decir, un cuarto que en Uruguay. ¿Qué tal?
  • La calidad de impresión del pasaporte uruguayo es tan mala que en Ecuador pensaron que era falsa. Go Uruguay go!
  • El Oro es la provincia donde más banana se produce a nivel mundial y, a su vez, debe su nombre a los grandes yacimientos del mineral
  • Hasta el momento, la gente más amable se encuentra aquí: basta parar 15 segundos en algún lugar para tener un séquito de personas haciendo las preguntas básicas y tratando de darte idicaciones. Válido para semáforos
  • Los Iracundos son en extremo escuchados en Perú, pero sobre todo, en Ecuador
Guayas
  • Existe una ciudad llamada Jipijapa
  • En el sur de Ecuador en invierno hace calor y en verano, frío
  • Ecuador debe su nombre a la línea y no viceversa
  • Hay gente que da sin esperar nada a cambio
  • Cuando dolarizaron la moneda nadie entendía las fracciones, motivo por el que por un tiempo todo valía un dólar
  • Los microclimas de Ecuador cambian tantas veces por segundo como la cantidad de bytes disponibles que ofrece Gmail
  • Cuando te mandan a la mierda te están pidiendo que visites la zona ubicada en la provincia de Esmeralda, Ecuador
  • En Ecuador existen tiendas constituidas y establecidas en la venta de películas piratas
  • Guayaquil es la ciudad ecuatoriana más grande y poblada, pese a ser Quito la capital
  • Guinguirin Gongo en Guayaquil (y sólo en Guayaquil) significa Subibaja
  • Siempre existirá una palabra para llamar al cheto:
    • Cuico (Chile)
    • Ficho (Perú)
    • Pelucón (Ecuador)
    • Aniñado (Ecuador)
Azuay
  • En el corazón de Ecuador hay un mini Irlanda
  • El solo viaje a Cuenca vale el precio del pasaje
  • En las sierras ecuatorianas te hablan de vos seguido de los verbos del tú
Santa Elena
  • En Ecuador, los carteles de concientización al cuidado del Medio Ambiente forman parte de la señalización vial
  • La teoría del origen oriental en Sudamérica queda automáticamente demostrada en Perú y Ecuador dada su dieta abundantemente basada en arroz
Manabí
  • Machu Picchu es administrado por chilenos (probablemente, Cencosud)
  • En Ecuador dicen "Viveza criolla"
  • Las Ballenas Jorobadas nacen y se reproducen en Manabí, sólo van a la Antártida a alimentarse
  • Los Surfers tienen un dialecto propio con reglas como:
    • Man = Tipo o Mina (con sus respectivos artículos)
    • Brother = Hermano
    • Simón = Sí
    • Tripear = Verbo multiuso
    • Vacilar = Fumar marihuana
Pichincha
  • Existe un pueblo llamado Pijal
  • Chocha es una comida... otra comida
  • Hay un volcán en Ecuador cuya caldera está habitada
  • Bicicletear en la línea del Ecuador es más difícil dado que uno se cansa fácilmente debido a la fuerza de Coriolis
  • No hay palabras para expresar lo que se siente cruzar la Línea del Ecuador el día 202 de este viaje, recorriendo la misma distancia que de Montevideo a mi casa, cumpliendo los 4.000 km de pedaleo exactos y siendo el último día del año Maya
  • Todos los países de Latinoamérica sufrieron una recesión económica en los alrededores del 2.000, y Ecuador fue uno de los países más afectados
Napo
  • En Misahuallí los monos en la playa roban las bebidas, los comestibles, las cámaras y los anteojos de los distraidos de turno
  • Por la noche en la selva se escucha llover, pero en realidad se trata de miles de semillas de palmera que caen sobre las hojas (al menos, las noches que realmente no llueven, lo cual es casi nunca)
  • La descomposición de las verduras genera tanto calor que es posible tener agua caliente para ducharse a partir de ella independientemente de las condiciones climáticas
  • Tuvieron que pasar 216 días, 5 países y 8.000 Km para que alguien le embocara a mi edad
  • No debe orinarse en los ríos de la Amazonía, pues, existe un pez que es atraído por el amoníaco, introduciéndose en la vejiga y expandiénsoe a un punto tal en el que no le es posible salir, causando, así, la muerte de su anfitrión
  • En la selva existen unas hormigas de más de 2 cm que cuando pican duele como los mil demonios y te duermen parte del cuerpo. Créanme
  • La atención de la emergencia del hospital público de Tena supera ampliamente la del CASMU. Aplausos
  • Es posible ver de cerca la creación de nubes por la mañana entre los árboles de la selva
  • Es posible vivir solamente con el agua que proporcionan las frutas
  • Las quechuas aprendieron qué plantas debían consumir para cada enfermedad imitando a los animales que estaban en las mismas condiciones
  • Hacer yoga es rezar con el cuerpo
  • Los ejercicios de yoga por algo son ejercicios
  • Las bananas son originarias de Asia, no de la Amazonía
  • Si uno se queda totalmente quieto más de 30 minutos en la selva, descubrirá que diversas plantas rastreras ya se encuentran creciendo y trepándose a tus pies
  • La cumba es el himno nacional de Ecuador y Perú
  • La selva es, sencillamente, un lugar increíble
  • Más que por la selva, la costa o la sierra, ecuador vale por el Café Lato de Toni
  • Si estiras la mano a un mono, es probable que éste se cuelgue de ella
  • En un período de inestabilidad política, Ecuador llegó a tener 8 presidentes en un mes
  • La frecuencia diaria de lluvia en la selva es similar a la de Paros Generales semanales en Uruguay
  • La tierra en la selva no es ni fértil ni negra ni mucho menos estable
  • Punta es la bebida alcohólica por excelencia en la selva amazónica, es similar a la caña y no aconsejo beberla en grandes cantidades
  • Existe una fruta llamada Teta de Vaca y, créanme, hacen honor a su nombre
Los Ríos
  • Las bananas florecen por la punta, resultando el cabito que se retira al comerla (no aplica en casos de circuncidación)
  • Las bananas se recogen verdes y maduran rumbo al destino
  • Ecuador fue el primer país Sudamericano en independizarse
  • Existen las bananas moradas
Colombia
Nariño
  • Con el numero de boleto del ómnibus de Pasto uno participa en sorteos mensuales de electrodomésticos. A ver si Cuctsa toma el ejemplo...
  • El mejor café del mundo está en KRK Caffeto, Pasto, Nariño, Colombia
  • Hacer cambio de divisas en Colombia es más difícil que en Argentina
  • Viajar en bici cumple con las tres B más que cualquier otro medio de transporte terrestre. ¡Maravilloso!
  • Adivinen quén está en Colombia... ¡¡¡Falabella!!!
  • En Nariño uno de los platos típicos es el Cuy asado
  • El 27 % del PBI colombiano es destinado a la seguridad, mientras el 0,8 % lo es a la educación
Valle del Cauca
  • Hay gente interesada por cambiar el mundo, y son muchos más de los que podemos empezar a imaginar
  • La mejor forma de superar un miedo es, efectivamente, enfrentándolo
  • Los paisajes por las rutas colombianas son en extremo surrealistas
  • Existen empresas que hacen viajes en ómnibus por 10 horas... ¡Sin baño!
  • No hay mujer que se mueva mejor o sea más simpática que las colombianas
  • El mejor acento es el colombiano. Love it!
  • Las calles en Colombia se organizan por numero, y sus transversales se llaman Carreras
  • Créanlo o no, somos uno de los países más organizados de Sudamérica (lo cual no significa que no hay cosas por mejorar)
Antioquia
  • El metro de Medellín le gana al de Santiago de Chile (sorry por quitarles el orgullo nacional)
  • Los metros no son sólo subterraneaos (como en Buenos Aires), sino que también los hay terrestres (como en Lima), aéreos (como en Medellín) o híbridos (como en Santiago de Chile)
  • En Medellín los relojes callejeros que indican la temperatura también dan a conocer los niveles de ruido en esa esquina
  • En Colombia es más fácil encontrar una tienda con licores que con agua. Posta.
Santander
  • Barichara es, con toda seguridad, el pueblo más hermoso del mundo
  • Nuestra identidad puede definirse de forma acumulativa en círculos concéntricos en Paso de los Toros de radio r según se describe:
    • r < 500 Km, Uruguayos
    • 500 km < r < 3000 Km, Argentinos
    • 3000 km < r < 5000 Km, Chilenos
    • 5000 Km < r < 7000 Km, Españoles
    • 7000 Km < r, Gringos
  • Cuando uno se corta un dedo o un pie, debe ponerlo más alto que la cabeza, de esa forma, se evita sangrar
  • Vivir en Barichara es como hacerlo dentro de un museo en el que el patio se compone de hermosos paisajes
  • Colombia debe su nombre a Colón
  • Los vedas comen con la mano derecha porque la izquierda la usan para limpiarse el culo
  • El calcio de la pasta de dientes es hueso molido
  • Como Uruguayo es una vergüenza reconocer que el mejor chorizo del mundo lo hace Doña Eustaquia en Valle de San José, Santander, Colombia
  • Amazona es una palabra griega que significa "sin seno", puesto que las mujeres de la selva carecían del seno derecho que se les fue cortado de chicas para que pudieran así tensar el arco de las flechas y participar de las guerras que las requirieran... Aunque esto último no es más que una leyenda, deja en manifiesto que los griegos conocían el nuevo continente
  • El museo de Guane es la joyita de las montañas colombianas
  • En la región Guane no hay policías. Cuando pregunté a las autoridades el por qué, me respondieron que "acá nunca pasa nada, no es necesario. A lo sumo hay un par de borrachos, y uno tumba al otro, o cada mujer se ocupa del suyo y problema resuelto". Aplausos.
  • A excepción de Uruguay, son pocos los baños con bidet
  • No todos los indígenas de Sudamérica eran de tez, pelo y ojos claros. Los indios Guanes, por ejemplo, tenían el pelo y los ojos claros, lo que parece ser resultado de una mezcla de raza con los Vikingos producida hace miles de años
  • Nuestro país es, en verdad, demasiado caro
  • La distancia nos hace valorar más la amistad
Magdalena
  • Somos los únicos que le decimos "championes" a los championes
  • No es necesario morir para conocer el paraíso
  • Es muy cierto eso de que el agua del Mar Caribe es muy calentita
  • Es Parque Tayrona es la joyita de Colombia
  • No hay imposibles, sólo desafíos
  • No es necesario hacer lo que toda la vida nos dijeron que había que hacer para ser feliz
  • El mayor obstáculo para ser feliz es uno mismo. Tanto sólo es necesario decidirse
  • Las despedidas son una farsa. Todos, en alguna medida, llegan para quedarse
  • Todo lo que necesitamos está ahí afuera, esperando que lo tomemos
  • Hay más hermanos que los de sangre. El Danny es uno de ellos
  • Sudamérica, de Este a Oeste, de Sur a Norte, es un continente colmado de gente agradable, animales increíbles, plantas exóticas y lugares bellísimos. Hay que conocerlo
  • La vida es simple. Lo simple es hermoso. La vida es hermosa.
  • Toda ciudad de Colombia tiene la llamada "Zona de tolerancia", donde en la práctica algunas leyes no aplican y es posible visitar la zona roja con un porrito recién comprado
  • Un buen patrón para comparar precios entre países es el valor de la Coca Cola. Llamo a esto el "Índice de la Coca"

 
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