29 nov 2011

¡Bienvenido!

Luego de mucho tiempo de gestación, hoy a pocas semanas de comenzar el pedaleo, le damos vida a nuestro blog, con el cual intentaremos reflejar y transmitir las vivencias y experiencias que iremos cosechando en esta maravillosa aventura que estamos por comenzar. Con él también queremos ayudar, incentivar y contagiar a cada uno de los visitantes a escuchar su corazón, reflotar y pelear por sus sueños, que se unan a los miles de viajeros y soñadores que viven en este mundo. No dejen apagar esa hermosa llama que todos tenemos en nuestro corazón, seamos más niños, más soñadores, más aventureros, vivamos y disfrutemos nuestro hermosísimo planeta Tierra, pero sin olvidarnos de cuidarlo y protegerlo.

Disfruten de nuestro blog, será nuestro contacto con familia, viejos y nuevos amigos, gente que conocemos y conoceremos, física o tal vez solo virtualmente. Participen, comenten, tiren ideas y viajen junto a nosotros. Este medio es para todos.

24 nov 2011

Circularidad II

No era la típica tarde de verano, pero la ansiedad no me permitía sentir el frío al refrescar. Con mis chancletas y remera de manga corta llegaba sobre el pucho a la Terminal de Buquebus a la hora que supuestamente estaría arribando mi compañero de aventuras. Por suerte no tuve que esperar demasiado, y adornado de bolsos como si fuera un árbol de Navidad, llega el Danny arrastrando sus sueños, los que claramente ya eran más grandes que él y apenas si podían entrar en su sonrisa y su voz apurada.

Al llegar a casa y convidando con diversas golosinas de la exótica Oceanía, apenas pudimos hablar del viaje, el que comenzaría a tomar real dimensión en los días siguientes. Durante la cena bosquejamos en el aire y a las apuradas, todo lo que nos restaba por hacer: comprar las bicis, ver si conseguimos algún descuento por ellas, liberar el blog, definir -aunque sea para el comienzo- una ruta, determinar lo que iríamos a llevar, hacer las pruebas... Era mucho y la ansiedad demasiada, por lo que decidimos no hacer más que tirar los titulares ese día. Luego de tanto tiempo hay mucho para hacer, mucha gente para ver y más aún luego de estar fuera del país por tantos meses...

Mirándolo en perspectiva, estamos como empezamos, sólo que con una pequeña pero muy importante diferencia: ya no se trata sólo de una idea.

23 nov 2011

Circularidad I

Aquella imagen de noche fría de invierno en la que mi cabeza parecía explotar, hoy parece tan lejana que apenas puedo, con mucho esfuerzo, reconstruir los ecos de mi voz repitiendo incansablemente "Estás loco" al escuchar la propuesta del Danny sobre este viaje.

He leído en incontables ocasiones que lo más difícil e importante es tomar la decisión, que el resto siempre viene solo. Y sea quizá por eso, o quizá por la ansiedad, estos últimos meses se han sucedido a un ritmo vertiginoso, y los días donde había que dejar la simple idea para pasar a hacerla una realidad habían llegado.

Primero fue comunicar mi renuncia, evento que solo unos muy pocos compañeros de trabajo conocían de antemano. Ya la noche anterior mi sonrisa era imborrable, y la sola idea de formalizar al día siguiente los hechos me llenaba de una alegría difícil de disimular.

Al llegar al trabajo, atravesar el largo pasillo hasta la oficina me daba el tiempo suficiente como para repasar en mi mente ese momento que tanto había esperado; me daba el tiempo de saborearlo y de sentir que estaba tomando acción en la primera decisión de impacto inmediato y real. Apenas saludo a mi supervisor, me indica que tengo que irme corriendo a realizar una tarea, la cual, evidentemente, no iba a realizar hasta cumplir mi cometido. Le informo de la urgencia de hablar con mi jefe y sin más, tan pronto como arribo, me despido y camino hacia su oficina.

Al darle la noticia su reacción me asombró... y para bien. Dados los problemas que se me habían presentado los últimos meses en mi relación con la empresa, nunca esperé una respuesta tan positiva y humana como la que obtuve.

Luego llegó el momento que sabía era inevitable:
- ¿Puedo saber por qué te vas? ¿Si es a otro lado?
- Claro... No me voy a ningún lado, me voy de viaje
- ¡Ah mirá! ¿A dónde?
- Por Sudamérica
- ¿De mochilero?
- Algo así...
- ¡Que lindo! ¡Siempre me gustó la idea de hacer algo así, pero...!
Las conversaciones con el resto de mis compañeros cada vez que les contaba que ése era mi último día hábil se desarrollaba de igual manera, solo que el pero final tenía una variedad de vertientes: "...ahora no puedo", "...siempre tenía que laburar o estudiar", o -en mi opinión la más honesta de todas y la menos frecuentemente pronunciada-, "...nunca me dieron las bolas".

Inmediatamente después de esas palabras se quedaban con la mirada baja, como examinando sus propias acciones pasadas, balanceándolas con las optadas y comparándolas con las presentes. Luego levantaban la cabeza, sonreían, y se fundían en un abrazo.

Nunca pensé que mi estadía relativamente corta de 2 años y medio terminara de aquella manera: llena de emociones, sorpresas, pero sobre todo con un final tan circular.

Recuerdo que mi primera entrevista para entrar en la empresa fue realizada por una chica llamada Lorena que, tras presentarse, me invitó a tomar asiento y comenzó con las típicas preguntas de una entrevista laboral:
- ¿Y por qué querés cambiar de trabajo?
- Primero porque mi actual trabajo no me presenta desafíos a nivel personal ni profesional, y segundo porque al ser un trabajo de 4 horas el sueldo no es muy alto y me gustaría ahorrar
- Claro... ¿Tenés alguna meta?
- Sí, irme de viaje
Su cara fue de asombro, tanto como la de mis compañeros 3 años después al despedirme, y tanto como la mía ahora, que recién puedo darme cuenta de cuán claro siempre tuve mi objetivo.

13 nov 2011

Hasta donde me lleve el viento

Toda mi vida fui de ir a la playa en Verano, por lo que el no ir aquel año lo hacía parecer eterno. Por suerte en ese entonces no trabajaba, y tampoco tenía exámenes, por lo que no tenía que preocuparme por nada más que disfrutar.

Hacía un par de meses había escuchado en la radio a un tal Eduardo Rejduch de la Mancha, un uruguayo que hacía 20 años viajaba alrededor del mundo en su velero, y ese día su libro parecía llamarme desde la vitrina de la única librería decente de Las Piedras. Así que en un acto de impulsividad inusitado, me gasto buena parte de los ahorros en él.

De tardecita, cuando el sol ya no molestaba, decidí desempolvar la vieja hamaca paraguaya y tenderla entre la Anacahuita y el cerco del fondo de casa. Acerco una silla donde dejo un vaso con agua, y me entrego a disfrutar de mi nueva adquisición.

Aquel verano viajé mucho más que todos los anteriores juntos.

Con él descubrí que nuevos mundos aún existían, que había una bailarina de ballet que le gustaba ensayar por las noches en las húmedas y oscuras calles de Barcelona, que en las Islas Galápagos aún vivían unas enormes tortugas, y que en el medio del Pacífico existían tres archipiélagos paradisíacos bajo el nombre de Tonga.

Viajar se convirtió en un vicio.

Unos meses más tarde, un gran amigo se estaría yendo a EEUU a vivir su propia experiencia como animador de niños en un campamento, y no se me ocurrió mejor idea que hacer viajar a mi imaginación materializada en aquel libro y utilizándolo a él como transporte. Desde entonces, mi amigo, mi libro, y mi imaginación no han parado de viajar.


Y el tiempo, como los kilómetros, pasaron sin darme cuenta, hasta que hoy ese libro se encuentra en algún lugar de Nueva Zelanda, y su actual dueño, el Danny, en algún lugar del mundo con dirección a Uruguay. Ya queda poco para finalizar una etapa y comenzar otra. Ya no será sólo mi imaginación la que viajará.

Locura y realidad

Y allí estaba, en la casa de un amigo hablando bajito mientras un inversionista sudafricano gritaba como loco desde el living porque le estaban reteniendo unos 23 millones de dólares. Mientras mi amigo me explicaba cómo llegó a esa situación, yo intentaba poner lo mejor de mí para entenderlo, pero a la vez intentaba no perderme de la curiosa situación que se desarrollaba a escasos metros. Ya había estado en reuniones de trabajo donde los gigantes de saco y corbata movían enormes cantidades de dinero como si se trataran de fichas de ajedrez, pero nunca había tenido la oportunidad de observar el mismo comportamiento de parte de un sudafricano de chancletas y una camisa mal lavada mientras otro, como si nada estuviera pasando, intentaba leer un libro en español (aunque luego me confesaría no entender ni la mitad de las palabras).

Cuando finalmente la conferencia se termina con las aguas apaciguadas, el sudafricano se levanta de la silla, bebe un sorbo de agua fría y mirándome fijamente como si me conociera de toda la vida, dice:
- So... this is your friend? Who's planning a bike trip around Southamerica?
Mi amigo le responde que sí, que yo soy aquel que iba a viajar por Sudamérica en bicicleta. Su cara fue de sorpresa, y como si nada hubiera pasado se sienta frente a mí y comienza el interrogatorio habitual: con quién voy, hasta dónde y por qué.

Luego de responder a sus inquietudes con un inglés bastante mediocre, esperaba el resto de las preguntas estándar, como cuál es nuestra ruta, o cómo pensamos vivir; sin embargo, el inversionista tendría otras inquietudes más "básicas":
- ¿Y tienen sponsors?
- En realidad no... veremos si algunas bicicletas las conseguimos más baratas por algún lado, pero no tenemos sponsors
- ¿Y no pensaste en filmar o hacer algún tipo de documental?
- Mmmm... más o menos, tengo un blog y pienso llevar una especie de registro, transmitir algo de lo que vivimos, pero no pensaba en construir un documental
- ¿Y por qué no? ¡Podrían venderlo a Discovery Channel!
Al juzgar por sus risas, mi cara debió de haber sido un poema... Siendo sincero, no es que alguna vez no haya volado con la idea de hacer algo más "armado", más "profesional", pero ciertamente nunca pensé en hacerlo por dinero (como dice el amigo Barragán). Era claro que nuestras visiones eran bastante diferentes. Sin embargo, la conversación se fue tornando de a poco en algo más normal, en esas en la que todos tienen algo que aportar, todos tienen algún conocido en algún lado o alguna sugerencia de lugares para visitar, de esas que luego es probable que en el camino ni te acuerdes:
- Está bueno que hagas esas cosas, a mí siempre me encantaron... una vez sólo porque quise me fui desde Australia hasta Praga, y luego al otro día decidí irme a Brasil. A los tres días estaba en Londres
Claramente nuestras diferencias se volvían a notar, y por más que intenté poner lo mejor de mí, no pude explicarle por qué no era lo mismo su propuesta a la mía.

No estoy diciendo que una esté mal y otra bien, sino que simplemente son cosas diferentes, y como tales no pueden ser comparadas. Aquel hombre pensaba que las locuras consistían en simplemente ir tachando las ciudades visitadas en un mapa, cuando desde mi posición se trataba de estar charlando con él: hacer algo bien diferente a lo que estamos acostumbrados.

Cuando le expliqué eso me preguntó por qué viajaba entonces, y la simpleza de mi respuesta lo descolocó: "Porque me gusta". El sudafricano (cuyo nombre nunca supe), sonrió, me deseó suerte y se fue a hablar por Skype nuevamente. Mi amigo reía:
- Estás loco, Die, estás bien loco...
Me decía mientras pensaba en que el loco era él, por estar en una situación tan extraña como esa. Una vez ya lo habíamos discutido con el Danny:
El mayor viaje puede hacerse yendo al supermercado

 
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