1 jun 2011

Máquina de sueños

Decidirse a hacerlo fue sin dudas lo más difícil, pero cómo hacerlo no sería mucho más fácil. Al principio evaluamos todo tipo de situaciones: hacerlo a dedo, en moto, en bici, en camioneta... cada una ofrecía su belleza particular, y cada una su desventaja. En lo particular, mis experiencias a dedo no eran demasiadas, en moto eran nulas, camioneta no sabía manejar y bici... bueno... la última vez que me había subido a una tenía un par de rueditas adosadas atrás. Así que por mi parte la experiencia no iba a jugar un papel demasiado importante.

El Danny, en cambio, con muchas más habilidades en el manejo de los medios de transporte que yo, sugirió en broma que al final lo íbamos a terminar haciendo en bicicleta. Mientras tanto, durante unas semanas recibía en mi correo electrónico algún link sobre algún híbrido de camioneta con casa rodante, algún otro sobre blogs de gente recorriendo en moto, y así me volvía un ávido lector de esas recomendaciones. Sin embargo, la idea de la bicicleta tenía algo atrayente... se me presentaba como una oportunidad más desafiante, en la que uno mismo era el propulsor de sus sueños, en el que uno mismo podía tener un contacto más directo, sentir el viento en la cara sin dejar de escuchar lo que el paisaje quisiera ofrecerle.

Pero no dije nada... Un día se me dio por investigar en Google si alguna otra persona ya lo había hecho: "Bicicleta por Sudamérica" escribí, y el segundo resultado me llevaría a lo que sería una de las primeras grandes casualidades. El sitio se llamaba "Namasté" ↗ y se trataba de unos flacos que recorrían Sudamérica en bicicleta, obvio, pero lo que más me llamó la atención era que uno de ellos era uruguayo... ¡Mejor no podría haberme salido! En pocas horas ya estaba totalmente metido en la lectura de un viaje épico que comenzó a pocas cuadras de donde caminaba todos los días.

El tan sólo hecho de leer esquinas, ciudades y pueblos conocidos me resultaba tremendamente mágico. Hacía no demasiado tiempo había tenido la oportunidad de vivir uno de los episodios más lindos de mi viaje por Uruguay, y éste sería en Valle Edén ↗, que se me figuraba fresco, luminoso y alegre en una foto que los tres viajeros se tomaron en una escuela... frente a la cual caminé durante deliciosas mañanas entre mate amargo y rosquilla dulce. No lo dudé, tenía que comunicarme con el autor. Tenía que escribirle a Pablo.

La vez siguiente que hablé con el Danny ya no podía evitar que fuera yo el que sacara el tema, y como tantas otras veces nos pasara en las decisiones más importantes, estábamos de acuerdo casi al unísono, aunque no nos arriesgamos a decidirlo hasta pasado más de un mes. Y es que en ese momento todo apuntaba a que no viajaríamos por más de un año, y que por eso nuestras intenciones de llegar a Centroamérica se veían comprometidas. Sin embargo, tras discutir y discutir, decidimos que efectivamente ése era el medio más flexible, el que te permitía moverte por cuenta propia, el que te permitía tener un contacto más directo con la gente local, con la naturaleza, el medio más sano, e incluso te permitía hacer dedo o hasta tomarte un ómnibus si la situación así lo apremiaba. Ya no había mucho más que decidir.

"Lo mejor es que salió como por joda y desde ese momento creo que andamos los dos maquinando..." me dijo mi -ya no tan futuro- compañero de viaje; y agregó: "...hasta llegar a este momento donde creo que ya debemos de oficializarlo. Vamos en bici definitivamente, ¿no?". Al leer esas líneas una sonrisa se dibujó en mi rostro y una alegría que pocas veces había experimentado llenó mi cuerpo de un hormigueo particular, como si él estuviera de a cuerdo y me lo hiciera saber estallando en hervor su sangre. Frente al monitor y con cara de estúpido me reía como un niño: a carcajadas. No paraba de imaginarme las escenas de lo que eso significaba, y no paraba de emocionarme de saber que estábamos tomando la primera decisión del viaje propiamente dicho.

Solamente tiempo después -y ahora sospechando que no tanto por casualidad-, el destino me haría una guiñada, cuando uno de los personajes que sonreía feliz en aquella foto, me sugiriera ver un video como susurrándome un secreto...

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