13 nov 2011

Locura y realidad

Y allí estaba, en la casa de un amigo hablando bajito mientras un inversionista sudafricano gritaba como loco desde el living porque le estaban reteniendo unos 23 millones de dólares. Mientras mi amigo me explicaba cómo llegó a esa situación, yo intentaba poner lo mejor de mí para entenderlo, pero a la vez intentaba no perderme de la curiosa situación que se desarrollaba a escasos metros. Ya había estado en reuniones de trabajo donde los gigantes de saco y corbata movían enormes cantidades de dinero como si se trataran de fichas de ajedrez, pero nunca había tenido la oportunidad de observar el mismo comportamiento de parte de un sudafricano de chancletas y una camisa mal lavada mientras otro, como si nada estuviera pasando, intentaba leer un libro en español (aunque luego me confesaría no entender ni la mitad de las palabras).

Cuando finalmente la conferencia se termina con las aguas apaciguadas, el sudafricano se levanta de la silla, bebe un sorbo de agua fría y mirándome fijamente como si me conociera de toda la vida, dice:
- So... this is your friend? Who's planning a bike trip around Southamerica?
Mi amigo le responde que sí, que yo soy aquel que iba a viajar por Sudamérica en bicicleta. Su cara fue de sorpresa, y como si nada hubiera pasado se sienta frente a mí y comienza el interrogatorio habitual: con quién voy, hasta dónde y por qué.

Luego de responder a sus inquietudes con un inglés bastante mediocre, esperaba el resto de las preguntas estándar, como cuál es nuestra ruta, o cómo pensamos vivir; sin embargo, el inversionista tendría otras inquietudes más "básicas":
- ¿Y tienen sponsors?
- En realidad no... veremos si algunas bicicletas las conseguimos más baratas por algún lado, pero no tenemos sponsors
- ¿Y no pensaste en filmar o hacer algún tipo de documental?
- Mmmm... más o menos, tengo un blog y pienso llevar una especie de registro, transmitir algo de lo que vivimos, pero no pensaba en construir un documental
- ¿Y por qué no? ¡Podrían venderlo a Discovery Channel!
Al juzgar por sus risas, mi cara debió de haber sido un poema... Siendo sincero, no es que alguna vez no haya volado con la idea de hacer algo más "armado", más "profesional", pero ciertamente nunca pensé en hacerlo por dinero (como dice el amigo Barragán). Era claro que nuestras visiones eran bastante diferentes. Sin embargo, la conversación se fue tornando de a poco en algo más normal, en esas en la que todos tienen algo que aportar, todos tienen algún conocido en algún lado o alguna sugerencia de lugares para visitar, de esas que luego es probable que en el camino ni te acuerdes:
- Está bueno que hagas esas cosas, a mí siempre me encantaron... una vez sólo porque quise me fui desde Australia hasta Praga, y luego al otro día decidí irme a Brasil. A los tres días estaba en Londres
Claramente nuestras diferencias se volvían a notar, y por más que intenté poner lo mejor de mí, no pude explicarle por qué no era lo mismo su propuesta a la mía.

No estoy diciendo que una esté mal y otra bien, sino que simplemente son cosas diferentes, y como tales no pueden ser comparadas. Aquel hombre pensaba que las locuras consistían en simplemente ir tachando las ciudades visitadas en un mapa, cuando desde mi posición se trataba de estar charlando con él: hacer algo bien diferente a lo que estamos acostumbrados.

Cuando le expliqué eso me preguntó por qué viajaba entonces, y la simpleza de mi respuesta lo descolocó: "Porque me gusta". El sudafricano (cuyo nombre nunca supe), sonrió, me deseó suerte y se fue a hablar por Skype nuevamente. Mi amigo reía:
- Estás loco, Die, estás bien loco...
Me decía mientras pensaba en que el loco era él, por estar en una situación tan extraña como esa. Una vez ya lo habíamos discutido con el Danny:
El mayor viaje puede hacerse yendo al supermercado

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