Llovió en Valparaíso el día anterior a mi partida a Rancagua. Llovió en Rancagua el día anterior a mi partida a Santiago. Llovió en Santiago el día anterior a mi partida hacia el Norte. Hasta el cielo entendió lo que por dentro me estaba sucediendo.
Este mes bien podría calificarse como el más fuerte del viaje hasta ahora. Compartir con amigos que parecían familia, tras una ansiada visita prometida hace años, fue una experiencia que si bien no era nueva, implicaba el redescubrir nuestras relaciones en otro país. Fue por ello que el día de la partida de cada uno de aquellos lugares implicó un sentimiento espeso de alegría y tristeza. Alegría por reanudar parte del viaje y haberlos hecho partícipes de él, y tristeza por el hecho de no poder...