Viejos papeles aseguran, en algún sótano de Montevideo, que tengo una sola hermana, una sola mamá, y un solo papá. Quiero contarles hoy, en esta pantalla brillante que tienen en frente, que un papel nunca estuvo tan equivocado.
Mi padre que allí se indica no es tal, al contrario de mi hermana que en estos momentos está en Hong Kong, persiguiendo una promesa, y que hoy me saludaba acá mismo, en esta pantalla, junto a mi madre y mi abuela, que estando en Las Piedras, se unían en el abrazo más cálido que los unos y ceros habrán entregado jamás.
También tengo un par de hermanas más: algunas en Montevideo y otra que mañana estará viajando hacia Rancagua, donde me encuentro ahora, viviendo junto a mis otros dos padres, con quienes no comparto...