No tengo claro por qué será, pero compartir nuestros sueños se me ha mostrado como algo realmente poderoso. Quizá sea porque cuando lo hacemos nos recordamos a nosotros mismos el valor y la importancia que éstos tienen y, a su vez, una transmisión de tal pasión, genera en las otras personas las mismas ganas de vivir ese estado pero con sus propios sueños, lo que les lleva a pensar en ellos y redefinirse.
Cuando la idea fue tomando forma tenía ganas de contárselo a todo el mundo, el fervor era tal, que si fuera por mí, salía con un megáfono por la calle para que toda la ciudad se enterara lo lindo que es tomar la decisión de animarse. Pero no lo hice, me contuve y fui largándolo de a poco. Una de las primeras personas a quienes les conté...