30 abr 2011
Pre-lanzamiento
28 abr 2011
El reencuentro
No es este el relato de hazañas impresionantes, no es tampoco meramente un "relato un poco cínico"; no quiere serlo, por lo menos. Es un trozo de dos vidas tomadas en un momento en que cursaron juntas un determinado trecho, con identidad de aspiraciones y conjunción de ensueños. Un hombre en nueve meses de su vida puede pensar en muchas cosas que van de la más elevada especulación filosófica al rastrero anhelo de un plato de sopa, en total correlación con el estado de vacuidad de su estómago. Y si al mismo tiempo es algo aventurero, en ese lapso puede vivir momentos que tal vez interesen a otras personas y cuyo relato indiscriminado constituiría algo así como estas notas. -Ernesto "Che" Guevara
Por principios de este nuevo milenio, y entre tanta gente maravillosa que conocí gracias a la vieja y querida “Lista de Buitres”, se encontraban 2 hermanos muy jóvenes y tímidos, que aprendí a querer mucho, a pesar de que no formaban parte del grupo con el que más seguido nos veíamos y compartíamos momentos inolvidables. De Diego y Lucía no supe mucho más por varios años, hasta que, a pesar de negarme por un buen tiempo, entre a ese mundo de Facebook y gracias a él volví a encontrarme con muchísimos amigos, viejos conocidos y un montón de gente, hasta que un día no recuerdo como, vi por ahí, al ahora ex “el Cable” y le envié una “solicitud de amistad”. Como me suele suceder muy a menudo, deje para escribirle después, y como siempre ese después se hizo eterno. Pero un día por algún motivo llegue a sus blogs y me re colgué con su manera de escribir y transmitir sus vivencias, y ya aproveche y le escribí (o fue la respuesta a un mensaje suyo?)
Desde ahí nos empezamos a escribir más seguido, y los mensajes cada vez se hacían más largos y más interesantes, donde además de contar la actualidad de nuestras vidas, nos intercambiábamos nuestras experiencias y aventuras, aunque él cometía el gran error de siempre tirarse abajo y creía que sus hermosas vivencias eran algo de menor importancia por el hecho de que no eran "internacionales", eran a menor escala según él, esa fue una de las pocas grandes discrepancias que tuvimos. Mientras, me fue atrapando con su manera de ver y vivir las cosas y me hacía sentir muy identificado con él, además de hacerme sentir muy feliz al escuchar a otra persona que hablara mí mismo “idioma”, el lenguaje de los “locos” según la gente “normal”.
Llegaba el 1er añito de mi sobrino y ahijado, así que se venía mi segunda visita al Uruguay, y ya aprovechar a visitar y saludar viejos amigos y conocidos, varios de los que no había podido ver el año anterior. Uno de ellos seria Dieguito.
Como me había pasado la visita anterior, la mayoría de la gente estaba metida en esa super agitada rutina de estudiar, trabajar y no tener ni un momento libre, solo los fines de semana (y a veces), por lo que se me dificultaba poder verlos a todos. Entonces tenía que hacer jornadas de múltiple visita, ese día recuerdo que fue triple, donde se cerraba a última hora de la noche con este gran personaje que venía de hacerse una hermosísima caminata desde La Paloma al Polonio, y ya me había cautivado con su relato en el blog, pero quería revivirlo y escucharlo en persona.
Pero aunque ya se me había cruzado por la cabeza la idea, nunca imagine que esa noche, en ese reencuentro se confirmarían mis presentimientos. Pero es que a medida que lo escuchaba, que pasaba más tiempo, me daba cuenta que esa era la persona ideal, la que veía y sentía las cosas como yo, la que quería disfrutar y vivir el camino, no solo transitar y hacer kilómetros. Fue así que sin pensarlo se fueron dando las cosas y las palabras saliendo de mi boca, mi cabeza ya estaba volando y me veía recorriendo nuestra hermosa Latinoamérica junto a él.
Ese sueño de recorrer nuestra Abya Yala lo tuve desde siempre aunque no lo había compartido con mucha gente, mi idea original siempre había sido en moto, incrementado más aun luego de ver “Diarios de motocicleta”. Un día chateando con mi gran amigo y ex socio, Leo, él me comenta que se iba con “El pelado” a recorrer América en moto, yo no podía creer lo que escuchaba, ya que habíamos compartido mucho tiempo juntos pero nunca habíamos hablado de eso. Su viaje se canceló y luego surgió la idea de hacerlo juntos. Pero la diferencia en nuestros tiempos y un poco las diferentes expectativas de cada uno en torno al viaje, hicieron que quedara en solo una idea.
Yo ya estaba decidido a hacerlo, sólo igual, aun no sabía si en moto, a dedo o en bici, solo sabía que lo quería y lo iba a hacer. Me seducía mucho la idea de hacerlo sólo, ya que en el correr de la vida me tuve que acostumbrar a recorrer gran parte de ella en soledad, sobre todo en lo que respecta a viajes, y ya me acostumbré y me gusta mucho ya que te da la libertad de elegir y hacer lo que quieras, sin dar explicaciones. Aunque obviamente, como todas las cosas tiene sus pros y contras, al igual que hacerlo de a 2, ya que está muy bueno el poder compartir, pero es muy difícil encontrar esa pareja de viaje, esa alma gemela con la que se logre tener la mínima cantidad de diferencias para hacer el camino con un mismo fin y poder sacarle el máximo provecho.
Pero bueno, ahí estaba frente a mí, ese mismo personaje que me había conquistado con su blog y ya había pre convencido a mi inconsciente, solo restaba una buena charla y ese contacto personal que es el que te ayuda a conocer un poco más a la otra persona. Pero esa charla, a altas horas de esa noche entre semana, fue el toque final que necesitaba, aunque sin pensarlo, para que hoy varios meses después, ya estemos encaminados en esta hermosa aventura a la que solo le faltan pocos meses para dar inicio.
27 abr 2011
Conoce cómo contamos contigo
Es esta, entonces, una manera de agradecerles, ya que esta aventura no hubiese sido posible de realizar sin todas aquellas personas que pusieron su apoyo, su tiempo, y hasta su dinero para verlo hecho realidad... Es por eso que también te invitamos a tí a formar parte de este sueño, participando de la manera que desees. Aquí te dejamos algunas opciones:
Si a tí también te gusta esto de andar en bicicleta por largas distancias y perteneces a Warmshowers.org, ¡contáctanos! Sería una muy linda oportunidad para intercambiar experiencias.
15 abr 2011
¿Quiénes somos?
Blogs anteriores: Pintando pájaros ↗ | Al filozafando ↗
Fotos: social shutter ↗ | Portafolio ↗ | Google Earth ↗ | Panoramio ↗
Videos: YouTube ↗
Para entonces yo vivía en una quinta, en un lugar llamado Juanicó, en el departamento de Canelones. El lugar era, en aquel momento, una fiel muestra de un pueblo del interior de mi país. Allí el ritmo de vida transcurría lento y sin prisas, entre mañanas frescas y tardes de suaves brisas que acariciaban los durazneros; puertas sin tranca y vecinos que se saludaban en las calles. Mis abuelos paternos vivían del otro lado del pueblo, por lo que ir a visitarlos era una auténtica aventura. Y así fue que una mañana, cuando nadie me veía, comencé a caminar. Di uno o dos pasos, la verdad que no me acuerdo cuántos fueron, pero lo cierto es que nadie me gritó, nadie me escuchó ni me vió, nadie me dijo: "¡Diego! ¡Vení para acá!". Entonces seguí caminando.
Paseando entre los membrilleros por aquel camino de pedregullo suelto, los doscientos metros que me separaban de la orilla de la civilización era toda una travesía y cruzar la única calle asfaltada no lo era menos. Dicen los que me encontraron luego, que no paraba de repetir: "¡Tata, Tata!", aclamando a mi abuelo paterno... Y por supuesto, no faltó la aguafiestas que, al verme solo y tan chiquito, me tomó en brazos y me preguntó qué hacía. "Voy a lo del Tata", le repetía. Y no me dejó seguir caminando.
Al llegar me abren la puerta asombrados. "¿Y tu mamá?" me preguntaron. "Ahora viene" les dije riéndome feliz de salir victorioso en mi aventura... aunque claro, la alegría no me iba a durar demasiado, ya que en unos minutos estaría recibiendo un buen rezongo por mi desobediencia. A partir de entonces, el barrio me quedaría un poco chico.
Fue así que empecé a disfrutar un poco más los viajes al interior del país con mi familia, completando rápidamente el Oeste y el Sur, pero cuando quise acordar, los viajes familiares fueron dando lugar al viaje con amigos, los cuales rondaban en la costa de Rocha, completando apenas un humilde muestrario del Este.
Para entonces ya había comenzado facultad. Decidirme al principio no fue fácil, siempre me intrigó cómo funcionaba el mundo, lo cual era bastante ambicioso y tenía mucho de muchas disciplinas, por lo que la decisión estaba entre la Física, la Filosofía, la Comunicación y la Astronomía... bien igualitas todas. Finalmente terminé optando por Ingeniería en Computación, lo cual no explica absolutamente nada del mundo... Y es que su belleza no está justamente en decirme por qué veo lo que veo, está en algo más grande: la abstracción de las ideas. Jugar tanto con la lógica despertó aún más esa inquietud de "mundo", despertó el tratar de comprenderlo, ya no porque me dieran las cosas digeridas, sino porque ahora contaba con un entrenamiento para abstraerme en las ideas, para poder fomular yo mismo qué pensar y cómo hacerlo.
No me quedó otra, entonces, que tomar a mi hermana un año y medio menor que yo y salir con ella a recorrer lo que me faltaba del país: el Norte y la otra parte del Este. Salimos durante la semana de Turismo y unos días más durante los últimos tres años, recorriendo el verde intenso del campo y viviendo su vasta inmensidad. Fue recién el último día que, tras recorrer los 19 departamentos de mi país y estar en una avioneta por primera vez, me doy cuenta de sus formas, de sus relieves, de su ondulado manto verde, y me percato de su auténtica fragilidad. "Allí es la Punta Muñiz, el punto más Oriental de la Patria" dice el piloto señalando con el dedo un pequeña península que se sumergía en la Laguna Merín. Evidentemente los dos miramos hacia donde nos indicaban, pero no ví nada... tengo que admitir que no vi nada. Fue ahí que me dí cuenta que las fronteras no son más que políticas.
Mi vieja se lleva el plato vacío, tan satisfecha ella por contar la historia como los comensales por disfrutar de la torta. No se qué placer sentirán los padres al contar ese tipo de anécdotas, quizá algún día lo averigüe y hasta me sorprenda a mí mismo haciendo algo similar. Lo cierto es que la historia parece repetirse, y hoy, a tan sólo 8 meses de comenzar este recorrido, sigo sintiendo la misma emoción que aquella vez que con tres años comencé a caminar.
Danny
Luego de todos esos golpes (o como le llamo yo, “señales”) que se me presentaron, mi vida empezó a cambiar y empecé a verla de otra manera, o mejor dicho retomar el modo en que la veía antes de meterme completamente en el sistema.
SALIENDO pude comprobar que había algo más, que esa realidad que nos quieren imponer no es tan real, que esos límites y fronteras creados son sólo inventos de los Gobiernos para separarnos más; y pude comprobar además, que esas inquietudes que tenía en mi adolescencia, no eran tan incorrectas. Pero lo más importante fue sentir que no era el único "loco", ya que gracias a Dios pude conocer a muchísimos más, más de esos "locos" que tampoco se sienten parte de este sistema y buscan otras alternativas, que no aceptan todo lo que nos quieren imponer. Eso me fue llenando de motivación e incentivo y me ayudo a dejar salir todo eso, que en mi primera juventud me habían hecho guardar en un rinconcito muy oculto. Así empecé a ganar más fé, más confianza y a dejar fluir lo que mi corazón me indicaba, luchar por mis sueños, por lo que me gustaba, por lo que quería hacer… ¿sino para qué estaba recorriendo este maravilloso camino llamado VIDA?
Desde siempre mi familia, amigos y mucha gente me ha hecho esta pregunta: "¿Qué vas a hacer de tu vida? ¡Se te van los años, ya deberías de 'sentar cabeza'!"
Sinceramente eso me presionó durante gran parte de la vida, ya que nunca supe qué quería hacer de mi vida, y se suponía que debía saberlo, pero yo de lo único que sí estaba seguro -y con el tiempo lo fui reafirmando- era lo que NO quería hacer. Aún al día de hoy no le encuentro respuesta a esa pregunta, y tampoco la busco ni me interesa hacerlo, pero sí estoy convencido, de que no quiero caer de nuevo en la trampa del sistema, con su “seguridad” y “bienestar”, cuando en realidad tan solo somos esclavos de esa gran máquina superficial de trabajo – consumo – consumo – consumo – más consumo y desecho.
14 abr 2011
¿Para qué estamos?
Si tengo que responder ahora y sin pensar el por qué de esta aventura, sólo se me ocurriría decir: "Porque queremos", aunque en el fondo esa inocente respuesta disfrace una de las cosas más importantes de nuestras vidas, que es vivir nuestros sueños.
Y nótese que no dije cumplir nuestros sueños, sino que dije vivir nuestros sueños. Y es que, como en este viaje, no creemos que llegar a algún lado en sí sea importante, sino disfrutar de lo que suceda en el camino. Creemos que estamos aquí para ser felices, sea lo que sea que esto signifique, y en nuestro caso eso significaría viajar, así que ¿por qué no hacerlo? ¿Es acaso el riesgo demasiado alto? Ya lo dijo Liniers...
Yo cada día que pasa me convenzo más y más y por eso "...cuando más arriesgo mi vida por algo que tanto quiero, es cuando más vivo me siento. Prefiero morir intentando vivir, que morir sin haber vivido..."
¿A dónde vamos?
Porque yo podría ir rápido mijo, pero si lo hago esto sería un medio de transporte, ¿me entiendes? Pero yo no quiero que esto sea un medio de transporte para ustedes, yo quiero que sea un paseo. ↗Es gracioso como la primera pregunta que te hacen cuando contás que ve vas por América en bicicleta sea: "¿Y hasta dónde vas?", como si lo importante fuera, después de todo, llegar a algún lado; como si el sólo hecho de alcanzar una meta geográfica te elevara automáticamente a un estado de iluminación espiritual.
Bueno... lo cierto es que al principio nosotros también creíamos lo mismo. Al comienzo nuestra meta era en Sudamérica, aunque no sabíamos exactamente dónde. Luego, tras permitirnos soñar un poco más, pensamos en llegar a Centroamérica, y más tarde, cuando ya nada nos parecía imposible, nos propusimos Fairbanks, en Alaska, inspirados por la historia de Alexander Supertramp en "Into the wild" ↗