30 abr 2011

Pre-lanzamiento

Cuando decidimos emprender esta aventura sabíamos que íbamos a plasmarla en un blog, con la idea de compartir con el mundo todo aquello que el mundo mismo quisiera enseñarnos.

Es así que pasado unos meses en los que tendríamos que ir dándole forma a nuestra idea, nos dimos cuenta que lo más difícil era justamente tomar la decisión inicial; que la aventura no comenzará cuando nos subamos a nuestras bicicletas y arranquemos a pedalear, sino que comenzó aquel mismo día en que, tras una llamada desde el otro lado del mundo, tomamos la decisión de dejar atrás todo para cumplir un sueño.

Así que nos remangamos y decidimos ponerle manos a la obra, y como no podía ser de otra manera, los primeros en enterarse son aquellos a quienes más queremos, aquellos sin cuyo apoyo jamás tendríamos los bríos suficientes como para comenzar a pedalear, así que es a aquellos, a ustedes mismos, quienes están leyendo ahora este blog antes de su lanzamiento "oficial", que les agradecemos de la mejor manera que conocemos: compartiendo con ustedes éste, nuestro comienzo.

28 abr 2011

El reencuentro

Según Diego...
No es este el relato de hazañas impresionantes, no es tampoco meramente un "relato un poco cínico"; no quiere serlo, por lo menos. Es un trozo de dos vidas tomadas en un momento en que cursaron juntas un determinado trecho, con identidad de aspiraciones y conjunción de ensueños. Un hombre en nueve meses de su vida puede pensar en muchas cosas que van de la más elevada especulación filosófica al rastrero anhelo de un plato de sopa, en total correlación con el estado de vacuidad de su estómago. Y si al mismo tiempo es algo aventurero, en ese lapso puede vivir momentos que tal vez interesen a otras personas y cuyo relato indiscriminado constituiría algo así como estas notas. -Ernesto "Che" Guevara
Como casi todas las cosas más importantes de nuestras vidas, todo comenzó como por casualidad... no podría decir bien cuándo. Quizá haya sido hace unos 10 años, o quizá hace apenas unos 10 meses... todo depende de cuánto quiera yo darle protagonismo al destino.

Un día de esos en los que uno no mucho tiene que destacar, estaba en Facebook teniendo varias charlas de ascensor, cuando al costado de la página me aparece una foto familiar bajo el título de "Sugerencias de Amigos". En algún lugar extraño de los algoritmos de algún servidor en vaya uno a saber dónde, alguien quiso que allí abajo apareciera un amigo que hacía más de 5 años no veía. Sin pensarlo demasiado y movido nada más que por la curiosidad, hice clic en "Agregar Amigo".

Poca importancia le dí cuando me aceptó, pero bien que me dediqué a mirar sus fotos y descubrir lugares fantásticos en Tailandia o Nueva Zelanda. Hacía no demasiado tiempo había leído un libro de Eduardo Rejduch llamado "Hasta donde me lleve el viento" ↗, y había viajado junto a él a los lugares más remotos del planeta, enamorándome, a través de sus relatos, de un país llamado Tonga, al cual me recordaban aquellas fantásticas imágenes. Me pregunté cómo habría llegado, y qué habría sido de su vida para terminar en ese rincón del mundo, pero alguna notificación me distrajo de averiguarlo. No fue hasta unos días después que Facebook me avisa del cumpleaños de este personaje y refugiado con tal excusa, me saco esas dudas.

Los mensajes fueron y vinieron, hablando ya de buenas a primeras sobre viajes y aventuras. Por mi parte, mi experiencia no era demasiado impresionante, pero aún me encontraba motivado y extasiado por una experiencia reciente ↗ en la que un lugar llamado Cabo Polonio fue mi confidente. Fue ahí que me di cuenta de que mi lugar era más grande de lo que creía.

Desde el otro lado del mundo uno de esos mensajes comenzaba con "En unas semanas estaré por Uruguay, ¿y si nos vemos?"; y unas semanas más tarde, desde el otro lado de la ciudad, ese mensaje terminaba con "¿Mañana a eso de las diez y media podés?" Yo quedaba libre a esa hora, por lo que arreglamos para juntarnos y así compartir esa pasión de perderse en un paisaje, de esa sed de culturas, y de esas ganas de vivir nuestros sueños.

Recuerdo salir del trabajo una noche fresca de Junio y caminar apurado hacia el centro de Montevideo. En las calles oscuras y tristes, tapizadas por el ocre de las hojas de los árboles, pensaba en que sin dudas estaría llegando temprano a mi casa, para acostarme calentito y comenzar al otro día de nuevo; después de todo, ¿cuánto tenía para hablar con una persona que no veía hacía tanto tiempo? Está bien que compartiéramos nuestras ideas, ¿pero había tanto como para varias cervezas o con una sola bastaría? Nunca imaginé que la respuesta sería ninguna de las dos, y que una sola cerveza en una pizzería de 18 de Julio y Minas pudiera rendir tanto.

Rápidamente me fui enterando de cómo surgieron esos viajes, y rápidamente fui recordando los míos, que postergados en el tiempo, eran guardados celosamente en algún rincón de la memoria.

"Y a finales del año que viene pienso volver... tengo ganas de recorrer Sudamérica" "¡Andá! ¿En serio?" le pregunté admirando tanta determinación. Para entonces había jugado mucho con una idea similar. Pensaba en Irlanda como destino, pero también solía tentarme con la idea de ir a Machu Pichu con mis compañeros de facultad, y hasta incluso de recorrer el camino del Inca. Pero siempre quedaba en ideas, vagas y sueltas, y en alguna conversación mirando un punto muerto y preguntándome cuándo se podrá hacer realidad. "Si... aún no se bien cómo, pero estoy seguro que lo voy a hacer..." dice tomando un trago de cerveza mientras mira lo que había sobrado de pizza. Yo por un instante me transporto, imaginándome los lugares y las personas que uno podría encontrarse en un recorrido como ese, imaginando que, como tantas otras veces, todo se volvía real, tan real, que hasta podía sentir la humedad de los bosques que descansan en las laderas de los Andes.

Fue entonces cuando me pregunta decidido: "¿Querés venir conmigo?". Dentro mío dos partes se peleaban furiosamente al escuchar esas palabras, y la vencedora respondió entre risas: "¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?! No, no, gracias, Danny, pero no puedo... tengo que terminar facultad, tengo un laburo en el que estoy cómodo y me gusta, no es el momento...". Mi otra parte, derrotada en algún rincón de mi cabeza, me insultaba a gritos. "¿Qué? ¿No querés?" insistió. "Si, claro que sí..." decía victoriosa mi capacidad de razonamiento "...pero querer quiero muchas cosas. Quiero ir a Irlanda, quiero recibirme ahora... Pero ahora no puedo, Danny, simplemente no puedo", "Yo no te pregunté si podías, yo te pregunté si querías". Ahora me encontraba algo avergonzado, y sólo pude responder con el silencio.

Algunas horas más tarde y ya cerca de la madrugada estaría despidiéndome de aquel personaje en la terminal de ómnibus, preguntándome si sabría algo más de sus andanzas, y sobre todo, de su inminente travesía. Al subirme al ómnibus varias ideas pasaron por mi cabeza. La primera de ellas incluía dormir, por supuesto, pero una segunda consistía en qué se sentiría lanzarse al agua de esa manera, cómo sería la vida en ese momento, y sobre todo, si eso era tan fuerte como para dejar de lado todo a lo que uno está acostumbrado. "No, no lo es... está loco" me decía a mí mismo mientras la terminal se escondía lentamente tras algunos edificios.

Durante el camino no logré pegar un ojo. Abrí la ventana, y pese que el aire fresco entraba a toda velocidad, no lograba que se llevara esas preguntas de mi cabeza, la cual era escenario de una dura batalla que duraría hasta entrada la madrugada, cuando el cansancio fue cediendo ante los sueños.


Según Danny...

Por principios de este nuevo milenio, y entre tanta gente maravillosa que conocí gracias a la vieja y querida “Lista de Buitres”, se encontraban 2 hermanos muy jóvenes y tímidos, que aprendí a querer mucho, a pesar de que no formaban parte del grupo con el que más seguido nos veíamos y compartíamos momentos inolvidables. De Diego y Lucía no supe mucho más por varios años, hasta que, a pesar de negarme por un buen tiempo, entre a ese mundo de Facebook y gracias a él volví a encontrarme con muchísimos amigos, viejos conocidos y un montón de gente, hasta que un día no recuerdo como, vi por ahí, al ahora ex “el Cable” y le envié una “solicitud de amistad”. Como me suele suceder muy a menudo, deje para escribirle después, y como siempre ese después se hizo eterno. Pero un día por algún motivo llegue a sus blogs y me re colgué con su manera de escribir y transmitir sus vivencias, y ya aproveche y le escribí (o fue la respuesta a un mensaje suyo?)

Desde ahí nos empezamos a escribir más seguido, y los mensajes cada vez se hacían más largos y más interesantes, donde además de contar la actualidad de nuestras vidas, nos intercambiábamos nuestras experiencias y aventuras, aunque él cometía el gran error de siempre tirarse abajo y creía que sus hermosas vivencias eran algo de menor importancia por el hecho de que no eran "internacionales", eran a menor escala según él, esa fue una de las pocas grandes discrepancias que tuvimos. Mientras, me fue atrapando con su manera de ver y vivir las cosas y me hacía sentir muy identificado con él, además de hacerme sentir muy feliz al escuchar a otra persona que hablara mí mismo “idioma”, el lenguaje de los “locos” según la gente “normal”.

Llegaba el 1er añito de mi sobrino y ahijado, así que se venía mi segunda visita al Uruguay, y ya aprovechar a visitar y saludar viejos amigos y conocidos, varios de los que no había podido ver el año anterior. Uno de ellos seria Dieguito.

Como me había pasado la visita anterior, la mayoría de la gente estaba metida en esa super agitada rutina de estudiar, trabajar y no tener ni un momento libre, solo los fines de semana (y a veces), por lo que se me dificultaba poder verlos a todos. Entonces tenía que hacer jornadas de múltiple visita, ese día recuerdo que fue triple, donde se cerraba a última hora de la noche con este gran personaje que venía de hacerse una hermosísima caminata desde La Paloma al Polonio, y ya me había cautivado con su relato en el blog, pero quería revivirlo y escucharlo en persona.

Pero aunque ya se me había cruzado por la cabeza la idea, nunca imagine que esa noche, en ese reencuentro se confirmarían mis presentimientos. Pero es que a medida que lo escuchaba, que pasaba más tiempo, me daba cuenta que esa era la persona ideal, la que veía y sentía las cosas como yo, la que quería disfrutar y vivir el camino, no solo transitar y hacer kilómetros. Fue así que sin pensarlo se fueron dando las cosas y las palabras saliendo de mi boca, mi cabeza ya estaba volando y me veía recorriendo nuestra hermosa Latinoamérica junto a él.

Ese sueño de recorrer nuestra Abya Yala lo tuve desde siempre aunque no lo había compartido con mucha gente, mi idea original siempre había sido en moto, incrementado más aun luego de ver “Diarios de motocicleta”. Un día chateando con mi gran amigo y ex socio, Leo, él me comenta que se iba con “El pelado” a recorrer América en moto, yo no podía creer lo que escuchaba, ya que habíamos compartido mucho tiempo juntos pero nunca habíamos hablado de eso. Su viaje se canceló y luego surgió la idea de hacerlo juntos. Pero la diferencia en nuestros tiempos y un poco las diferentes expectativas de cada uno en torno al viaje, hicieron que quedara en solo una idea.

Yo ya estaba decidido a hacerlo, sólo igual, aun no sabía si en moto, a dedo o en bici, solo sabía que lo quería y lo iba a hacer. Me seducía mucho la idea de hacerlo sólo, ya que en el correr de la vida me tuve que acostumbrar a recorrer gran parte de ella en soledad, sobre todo en lo que respecta a viajes, y ya me acostumbré y me gusta mucho ya que te da la libertad de elegir y hacer lo que quieras, sin dar explicaciones. Aunque obviamente, como todas las cosas tiene sus pros y contras, al igual que hacerlo de a 2, ya que está muy bueno el poder compartir, pero es muy difícil encontrar esa pareja de viaje, esa alma gemela con la que se logre tener la mínima cantidad de diferencias para hacer el camino con un mismo fin y poder sacarle el máximo provecho.

Pero bueno, ahí estaba frente a mí, ese mismo personaje que me había conquistado con su blog y ya había pre convencido a mi inconsciente, solo restaba una buena charla y ese contacto personal que es el que te ayuda a conocer un poco más a la otra persona. Pero esa charla, a altas horas de esa noche entre semana, fue el toque final que necesitaba, aunque sin pensarlo, para que hoy varios meses después, ya estemos encaminados en esta hermosa aventura a la que solo le faltan pocos meses para dar inicio.



27 abr 2011

Conoce cómo contamos contigo

El tan sólo hecho de saber que nos acompañas a realizar nuestro sueño es verdaderamente importante para nosotros. El saber que ponemos todo nuestro esfuerzo por ver hecho realidad aquello que siempre deseamos nos pone realmente felices, y la felicidad es el estado más curioso, que desafía todas aquellas reglas a las que estamos habituados, pues, la felicidad, se multiplica cuando se comparte.

Y es justamente por esa misma razón que decidimos abrir este blog, para compartir con ustedes todo este proceso, para hacerlos más felices a ustedes haciéndonos más felices a nosotros, tratando de darles el incentivo y el empujón necesario para que también ustedes se animen a vivir sus sueños.

Es esta, entonces, una manera de agradecerles, ya que esta aventura no hubiese sido posible de realizar sin todas aquellas personas que pusieron su apoyo, su tiempo, y hasta su dinero para verlo hecho realidad... Es por eso que también te invitamos a tí a formar parte de este sueño, participando de la manera que desees. Aquí te dejamos algunas opciones:

Si perteneces a la comunidad de CouchSurfing estaremos más que encantados de conocerte. Puedes mostrarnos tu barrio, tu ciudad y por supuesto, ¡un couch disponible será más que bienvenido! Las historias, las anécdotas y el buen humor corren por nuestra cuenta :)


Warmshowers.org ↗ (¿qué es Warmshowers.org? ↗)
Si a tí también te gusta esto de andar en bicicleta por largas distancias y perteneces a Warmshowers.org, ¡contáctanos! Sería una muy linda oportunidad para intercambiar experiencias.

15 abr 2011

¿Quiénes somos?

Diego

De chiquito siempre le traía problemas a mi vieja. Recuerdo incontables reuniones con amigos en las que inocentemente se acercaba con una torta casera recién horneada entre sus manos y sonreía invitando a los comensales. Claro... lo que ellos no sabían era que en el fondo se acercaba aquel ser que por momentos parecía disfrutar de contar historias vergonzosas de sus hijos. Y nunca faltaba aquella, en la que tras acomodarse en el sillón, contaba alegremente cómo una mañana me escapé de casa.

Para entonces yo vivía en una quinta, en un lugar llamado Juanicó, en el departamento de Canelones. El lugar era, en aquel momento, una fiel muestra de un pueblo del interior de mi país. Allí el ritmo de vida transcurría lento y sin prisas, entre mañanas frescas y tardes de suaves brisas que acariciaban los durazneros; puertas sin tranca y vecinos que se saludaban en las calles. Mis abuelos paternos vivían del otro lado del pueblo, por lo que ir a visitarlos era una auténtica aventura. Y así fue que una mañana, cuando nadie me veía, comencé a caminar. Di uno o dos pasos, la verdad que no me acuerdo cuántos fueron, pero lo cierto es que nadie me gritó, nadie me escuchó ni me vió, nadie me dijo: "¡Diego! ¡Vení para acá!". Entonces seguí caminando.

Paseando entre los membrilleros por aquel camino de pedregullo suelto, los doscientos metros que me separaban de la orilla de la civilización era toda una travesía y cruzar la única calle asfaltada no lo era menos. Dicen los que me encontraron luego, que no paraba de repetir: "¡Tata, Tata!", aclamando a mi abuelo paterno... Y por supuesto, no faltó la aguafiestas que, al verme solo y tan chiquito, me tomó en brazos y me preguntó qué hacía. "Voy a lo del Tata", le repetía. Y no me dejó seguir caminando.

Años tuvieron que pasar para que repitiera una hazaña de tal calibre. Recuerdo que ese día estaba ansioso por llegar a casa y mi mamá seguía haciendo mandados en el camino. Tras avisarle varias veces que si no nos íbamos me largaría solo, comencé a caminar. Primero esperé en la esquina, para ver si apuraba el paso o si se tomaba en serio mi amenaza, pero al no ver cambio alguno, decidí continuar.

El entorno ya no era el mismo: vivíamos en Las Piedras, la segunda ciudad más poblada del país, donde las calles ya eran todas asfaltadas y el tránsito no podía siquiera compararse al del aquel pueblo. Evidentemente había que tener cuidado: mirar a ambos lados antes de cruzar y tratar de no perderse. Recuerdo que la tarde estaba calurosa y una tormenta amenazaba con desatarse en cualquier momento. Primero caminé recto unas cuantas cuadras, luego, no me acordaba bien dónde, sabía que tenía que doblar hacia la derecha... "¿Era esta u otra más?" me preguntaba. "No, no, la otra, creo..." me decía y caminaba una más. Hasta que en una me convenzo: "Tiene que ser acá". Doblé a la derecha y el barrio empezaba a parecerme más familiar... hasta que allí estaba, ¡mi casa!

Al llegar me abren la puerta asombrados. "¿Y tu mamá?" me preguntaron. "Ahora viene" les dije riéndome feliz de salir victorioso en mi aventura... aunque claro, la alegría no me iba a durar demasiado, ya que en unos minutos estaría recibiendo un buen rezongo por mi desobediencia. A partir de entonces, el barrio me quedaría un poco chico.

Fue así que empecé a disfrutar un poco más los viajes al interior del país con mi familia, completando rápidamente el Oeste y el Sur, pero cuando quise acordar, los viajes familiares fueron dando lugar al viaje con amigos, los cuales rondaban en la costa de Rocha, completando apenas un humilde muestrario del Este.

Para entonces ya había comenzado facultad. Decidirme al principio no fue fácil, siempre me intrigó cómo funcionaba el mundo, lo cual era bastante ambicioso y tenía mucho de muchas disciplinas, por lo que la decisión estaba entre la Física, la Filosofía, la Comunicación y la Astronomía... bien igualitas todas. Finalmente terminé optando por Ingeniería en Computación, lo cual no explica absolutamente nada del mundo... Y es que su belleza no está justamente en decirme por qué veo lo que veo, está en algo más grande: la abstracción de las ideas. Jugar tanto con la lógica despertó aún más esa inquietud de "mundo", despertó el tratar de comprenderlo, ya no porque me dieran las cosas digeridas, sino porque ahora contaba con un entrenamiento para abstraerme en las ideas, para poder fomular yo mismo qué pensar y cómo hacerlo.

No me quedó otra, entonces, que tomar a mi hermana un año y medio menor que yo y salir con ella a recorrer lo que me faltaba del país: el Norte y la otra parte del Este. Salimos durante la semana de Turismo y unos días más durante los últimos tres años, recorriendo el verde intenso del campo y viviendo su vasta inmensidad. Fue recién el último día que, tras recorrer los 19 departamentos de mi país y estar en una avioneta por primera vez, me doy cuenta de sus formas, de sus relieves, de su ondulado manto verde, y me percato de su auténtica fragilidad. "Allí es la Punta Muñiz, el punto más Oriental de la Patria" dice el piloto señalando con el dedo un pequeña península que se sumergía en la Laguna Merín. Evidentemente los dos miramos hacia donde nos indicaban, pero no ví nada... tengo que admitir que no vi nada. Fue ahí que me dí cuenta que las fronteras no son más que políticas.

Mi vieja se lleva el plato vacío, tan satisfecha ella por contar la historia como los comensales por disfrutar de la torta. No se qué placer sentirán los padres al contar ese tipo de anécdotas, quizá algún día lo averigüe y hasta me sorprenda a mí mismo haciendo algo similar. Lo cierto es que la historia parece repetirse, y hoy, a tan sólo 8 meses de comenzar este recorrido, sigo sintiendo la misma emoción que aquella vez que con tres años comencé a caminar.


Danny

Para que sepan quién es este Danny, debería empezar a hablar del año 2007, el peor año de mi vida por lejos, donde recibí muy duros golpes que me terminaron haciendo caer en el más profundo de los pozos, sentir el dolor más fuerte que me ha tocado vivir hasta el momento, pero hoy le estoy muy agradecido a ello y al haber tocado fondo, porque a pesar de que me costó muchísimo salir, todo eso me hizo replantear muchísimas cosas y sobre todo hacer dar cuenta que la vida es para vivirla HOY, no postergar más los sueños por NADA ni por NADIE.

Ese año negro lo terminé en Nueva Zelanda, donde la luz empezó a brillar, aunque eso demoró, porque a pesar de los miles de kilómetros que había recorrido, estos no fueron suficientes para lograr superar todo, demostrándome que hasta no “cambiar la cabeza” y el enfoque, los problemas y el dolor aún siguen ahí, no importa los kilómetros que se hagan. También era cuestión de tiempo, y fue así que con la mezcla de ambos, empecé a salir adelante y mejor aún, a reencontrarme con ese Danny que ya había desaparecido hacia muchísimo tiempo, por culpa de esa vida rutinaria que siempre había odiado y por estar 100 % metido en este sistema que también siempre había detestado. Es increíble cómo nos vamos dejando atrapar sin darnos cuenta, por este devorador sistema, que te va consumiendo y cegando poco a poco mientras nosotros seguimos, muy tonta e ingenuamente, creyendo ser felices, a pesar de no hacer nada de lo que realmente queremos o soñamos.

Luego de todos esos golpes (o como le llamo yo, “señales”) que se me presentaron, mi vida empezó a cambiar y empecé a verla de otra manera, o mejor dicho retomar el modo en que la veía antes de meterme completamente en el sistema.

SALIENDO pude comprobar que había algo más, que esa realidad que nos quieren imponer no es tan real, que esos límites y fronteras creados son sólo inventos de los Gobiernos para separarnos más; y pude comprobar además, que esas inquietudes que tenía en mi adolescencia, no eran tan incorrectas. Pero lo más importante fue sentir que no era el único "loco", ya que gracias a Dios pude conocer a muchísimos más, más de esos "locos" que tampoco se sienten parte de este sistema y buscan otras alternativas, que no aceptan todo lo que nos quieren imponer. Eso me fue llenando de motivación e incentivo y me ayudo a dejar salir todo eso, que en mi primera juventud me habían hecho guardar en un rinconcito muy oculto. Así empecé a ganar más fé, más confianza y a dejar fluir lo que mi corazón me indicaba, luchar por mis sueños, por lo que me gustaba, por lo que quería hacer… ¿sino para qué estaba recorriendo este maravilloso camino llamado VIDA?

Desde siempre mi familia, amigos y mucha gente me ha hecho esta pregunta: "¿Qué vas a hacer de tu vida? ¡Se te van los años, ya deberías de 'sentar cabeza'!"

Sinceramente eso me presionó durante gran parte de la vida, ya que nunca supe qué quería hacer de mi vida, y se suponía que debía saberlo, pero yo de lo único que sí estaba seguro -y con el tiempo lo fui reafirmando- era lo que NO quería hacer. Aún al día de hoy no le encuentro respuesta a esa pregunta, y tampoco la busco ni me interesa hacerlo, pero sí estoy convencido, de que no quiero caer de nuevo en la trampa del sistema, con su “seguridad” y “bienestar”, cuando en realidad tan solo somos esclavos de esa gran máquina superficial de trabajo – consumo – consumo – consumo – más consumo y desecho.

Hoy en día mi placer es viajar, no sé si lo será por siempre, pero HOY es lo que me hace feliz, lo que me hace sentir vivo, lo que me hace crecer. Sigo buscando alternativas, la manera de estar lo más alejado posible de este sistema… es algo muy difícil, pero no pienso bajar los brazos. Este viaje es parte de eso mismo, de poder aprender, conocer y descubrir de esas increíbles y maravillosas culturas, personas y lugares que forman el continente Americano, y me ayuden a seguir creciendo y comprobando que sí se pueden alcanzar los sueños y sobre todo, ser realmente FELIZ.

14 abr 2011

¿Para qué estamos?

Es increíble que este post, que debería ser el más sencillo, que debería ser el que más claro tendría que tener, sea en realidad el más difícil de escribir. Este es mi cuarto intento y aún así no logro encontrar las palabras justas para transmitir el por qué de esta aventura... Y de hecho, cada vez me voy convenciendo más de que no va a ser posible ni ahora ni en unos meses y ni siquiera en unos años darles una respuesta como me gustaría. Creo que este blog (como este viaje) será algo así como aquellos libros que leemos en determinados momentos y que años después, cuando nos aventuramos en sus páginas otra vez, es que le vamos encontrando un nuevo significado.

Si tengo que responder ahora y sin pensar el por qué de esta aventura, sólo se me ocurriría decir: "Porque queremos", aunque en el fondo esa inocente respuesta disfrace una de las cosas más importantes de nuestras vidas, que es vivir nuestros sueños.

Y nótese que no dije cumplir nuestros sueños, sino que dije vivir nuestros sueños. Y es que, como en este viaje, no creemos que llegar a algún lado en sí sea importante, sino disfrutar de lo que suceda en el camino. Creemos que estamos aquí para ser felices, sea lo que sea que esto signifique, y en nuestro caso eso significaría viajar, así que ¿por qué no hacerlo? ¿Es acaso el riesgo demasiado alto? Ya lo dijo Liniers...


Diego

¿Para qué estamos? O ¿por qué lo hacemos? es algo que supuestamente debería estar entre las preguntas y respuestas básicas y obvias, pero mi hermano de la vida Diego, ya lo ha intentado responder (o mejor dicho respondérselo) en 4 intentos, y aun así, no ha logrado convencerse del todo, es que es algo que yo tampoco logro explicar muy bien, pero tampoco me interesa mucho hacerlo, simplemente porque a mi manera de ver y sentir, no hay que darle tantas vueltas o análisis a los sentimientos o esas necesidades internas que se expresan con nuestros sueños. Si nuestro corazón lo siente, no se debería de dudar ni pensarlo tanto, hay que animarse, juntar fuerza, valor y comenzar a vivirlo. Ya que "si dejas que tu corazón te guíe, nunca estarás en el camino equivocado. Él mejor que nadie sabe de sueños, de amor... La mente fría piensa, en cambio tu cálido corazón siente..."

Yo cada día que pasa me convenzo más y más y por eso "...cuando más arriesgo mi vida por algo que tanto quiero, es cuando más vivo me siento. Prefiero morir intentando vivir, que morir sin haber vivido..."

La única diferencia que he encontrado siempre entre los soñadores que están viviendo sus sueños, con sus dificultades, problemas, golpes y aprendizajes, y los que se quedan viendo pasar la vida y siguen postergando ser felices, es la muy simple pero muy difícil acción de EMPEZAR!!! Salir de la zona “segura”, cortar las amarras y EMPEZAR el camino hacia lo desconocido, pero hacia lo que nuestro corazón nos indica que está bien.

Nosotros no pensamos perder más de nuestro preciado tiempo y empezaremos a transitar este desconocido camino arriesgándonos a todo, pero con la seguridad de hacer lo que sentimos y queremos, así que desde ya sabemos que estamos haciendo lo correcto, y creo que como todos en esta vida, estamos para eso, para VIVIR y buscar la FELICIDAD.

Danny

¿A dónde vamos?

Porque yo podría ir rápido mijo, pero si lo hago esto sería un medio de transporte, ¿me entiendes? Pero yo no quiero que esto sea un medio de transporte para ustedes, yo quiero que sea un paseo.
Es gracioso como la primera pregunta que te hacen cuando contás que ve vas por América en bicicleta sea: "¿Y hasta dónde vas?", como si lo importante fuera, después de todo, llegar a algún lado; como si el sólo hecho de alcanzar una meta geográfica te elevara automáticamente a un estado de iluminación espiritual.

Bueno... lo cierto es que al principio nosotros también creíamos lo mismo. Al comienzo nuestra meta era en Sudamérica, aunque no sabíamos exactamente dónde. Luego, tras permitirnos soñar un poco más, pensamos en llegar a Centroamérica, y más tarde, cuando ya nada nos parecía imposible, nos propusimos Fairbanks, en Alaska, inspirados por la historia de Alexander Supertramp en "Into the wild" ↗

Sabíamos que la meta era realizable, que un tal Emmanuel Gentinetta ↗ lo había hecho en el tiempo récord de 1 año y 8 meses... Pero nosotros sólo disponíamos de 2 años (al menos en principio) y ningún interés en romper un récord, nuestro plan simplemente excluía el viajar por el hecho de llegar a algún lado. Y así fue que nos dimos cuenta que el nombre que le habíamos puesto al blog mucho más tenía que ver con nuestra meta de lo que realmente pensábamos, por lo que nos lo tomamos a pecho... muy a pecho, y a partir de entonces, nuestra idea sería única y simplemente salir a disfrutar buscando el Norte.


 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Macys Printable Coupons